Barinas.- Sin abandonar las áreas de urgencias y emergencias, los profesionales de la enfermería de Barinas se plegaron este jueves 14 de noviembre al paro de 48 horas convocado por la dirigencia nacional de ese sector de la salud.
Se concentraron en la emergencia del Hospital Luis Razetti y desde allí, gritaban consignas y mostraron pancartas en las que exigieron mejoras reivindicativas, pero también la dotación de los hospitales.
Yanny González, presidenta del colegio que los agrupa en el estado llanero, dijo que en esta oportunidad la protesta también sirve para ejercer presión porque se requiere de un cambio de gobierno, ya que este régimen no atiende los reclamos de los enfermeros y por eso van a estar presentes en la calle el 16 de noviembre. “Estamos de rodillas solo ante Dios, pero de pie ante la dictadura”, afirmó.
Una de las enfermeras que portaba una pequeña pancarta elaborada en una carpeta amarilla dijo que ya no les quedan uñas para trabajar. “La situación nos ha llevado a trabajar con las yemas de los dedos, porque ya no nos quedan uñas de tanto esfuerzo que hacemos para poder trabajar. No tenemos materiales para brindar una buena atención en salud”.
Refirió que no tienen uniformes, no saben qué cartón meter a los zapatos para que aguanten otro día y van con las medias rotas. “Nadie escapa de esta realidad, hasta las busetas se niegan a pararle a una enfermera porque saben que les vamos a pedir la cola porque lo que ganamos no nos alcanza para pagar los pasajes y las pocas veces que tienen, es porque nos lo han prestado”, comentó.
«Queremos brindarles cuidados a los enfermos, pero no tenemos cómo. Presidente, hasta cuándo le tenemos que rogar, ya nos estamos cansando de hacer tantos paros y que nos hagan caso omiso», cuestionó la profesional de apellido Torres.
Yanira Peña expuso que requieren un salario acorde con lo que reza el artículo 91 de la Constitución. Pidió que recuperen el hospital, porque trabajan las 24 horas sin agua, con baños malolientes, pocetas rebosadas de orines de tres o cinco días y también pidió el arreglo del ascensor, que sirve un día, pero tres está dañado.
Afirmó que el salario no les alcanza para comer ni para comprar unos zapatos de enfermería, que están sobre los 700.000 bolívares, en el mismo orden que están los uniformes; y cuando se enferman, igual tienen que ir al hospital que no ofrece, ni siquiera por ser trabajadores del mismo, un medicamento o una cama digna.
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