Acarigua.- Los constantes ataques del hampa y la falta de atención gubernamental les hacen la vida insoportable a los miembros del Centro de Atención Integral de Deficiencia Visual de Acarigua, estado Portuguesa.
Los alumnos y el personal docente y administrativo de esta institución, la más antigua de las tres de este tipo que existen en este estado llanero, deben utilizar el agua almacenada en un tanque porque desde hace cinco años el servicio fue suspendido en la zona y hasta ahora no ha sido posible resolver la dificultad. Sobre esta, las autoridades municipales no han dado explicación.
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Precisamente, para preparar los alimentos del Programa de Alimentación Escolar (PAE) y asear los baños, se abastecen gracias a las bombas que surten a las empresas ubicadas alrededor del centro. En este se atienden a 71 personas de cualquier edad (incluso bebés) con discapacidad visual y provenientes de los municipios Páez, Araure, Agua Blanca y San Rafael de Onoto.
Durante el 2015 y hasta el 2017 la institución fue visitada por el hampa innumerables veces, hasta que fueron desvalijadas por completo las dos baterías de baño -de dama y caballero-, así como también el sistema eléctrico y parte de la cocina. «Nos dejaron sin pocetas y lavamanos. Además se llevaron los cilindros de gas, parte de los instrumentos de cocina y el cableado y las lámparas. Todavía hay salones que están a oscuras», precisó quien desde hace tres años asumió la dirección del plantel, Pedro Peralta.
Actualmente el comedor funciona con dos cilindros de gas que le prestaron al centro, y los baños están operativos gracias a la donación de dos pocetas por parte de la Escuela Técnica Industrial Robinsoniana Simón Bolívar, de Acarigua-Araure.
Lo que tiene operativo este centro Integral se debe a la voluntad de los docentes y del personal directivo, en el que los estudiantes no cumplen horario y solo asisten un día a la semana para completar la formación que reciben en centros educativos convencionales. «Aquí vienen a aprender el sistema braille común o electrónico, con el que llegan a utilizar computadoras, pero hacemos lo posible porque tengan un espacio dedicado a ellos, los que tienen deficiencia visual», manifestó Peralta.
En 1986 fue fundado este centro y desde entonces se ubica en la avenida Circunvalación de Acarigua, detrás del Centro de Bellas Artes, una zona de difícil acceso para cualquier ciudadano y aún más para las personas con discapacidad visual, pues ni siquiera el transporte público circula.
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«Lo peor es que debemos atravesar la peligrosa avenida y luego enrumbarnos por un camino donde en invierno se forma una laguna y en verano hay muchos huecos. El alcalde de Páez, Efrén Pérez, quedó en ayudarnos con este problema de vialidad, pero más nunca apareció y para nosotros es grave», dijo el director.