Barinas.- El homicidio de Albertina Castillo era, como el libro de García Márquez: Crónica de una muerte anunciada entre sus vecinos y conocidos. El ama de casa, de 51 años, presuntamente asesinada por su hija, Rosángela Arias Castillo, vivía su propio calvario con esta puertas adentro de la humilde vivienda donde murió por más de 40 heridas punzo-penetrantes, cerca de la medianoche del 12 de septiembre.
En la calle cinco del sector Francisco de Miranda II en Ciudad Bolivia, capital del municipio Pedraza, las versiones de los vecinos indican que ya sabían de las frecuentes peleas y maltratos de Rosángela hacia su mamá. A la mujer, de 34 años, Albertina fue a buscarla a Valencia, en el estado Carabobo, porque en la residencia donde vivía ya no soportaban sus trastornos y gritos, sobretodo en la noche.
Allegados dicen que la matricida lidiaba con un cuadro de esquizofrenia que la hacía cambiar de conducta. En ocasiones amenazó con cortarle la lengua a su mamá para que no interviniera en su comportamiento.
En el vecindario cuentan que Rosángela es una mujer que se mantenía en forma y bien arreglada. En su juventud quiso ser modelo y tuvo algunas incursiones en el área. «Era una muchacha muy bonita y llamativa», dijo una allegada a la familia.
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Aunque en la minuta policial, la acusada dice que su grado de instrucción es universitario, sus vecinos más cercanos no recuerdan que tenga alguna profesión. Lo que recuerdan es que, antes de presentar trastornos psicológicos, era una joven callada y cordial, y que tuvo una pareja con la que convivió en Valencia, estado Carabobo. Relatan que se dedicaba al comercio.
Vecinos alerta
En la casa sin número de la calle cinco, en el sector Francisco de Miranda II, vivía Rosángela con su mamá, Albertina, y el sábado 12, día del homicidio, en la zona no había servicio eléctrico. El silencio era casi total porque ya era tarde en la noche y pocas personas estaban en la calle, excepto el hombre que llamó a la policía para reportar los gritos que escuchó en la casa de sus vecinas.
El testigo, identificado en la minuta policial como José M, relató que estaba en la acera de su vivienda cuando escuchó gritos. Se acercó, llamó y no le respondieron. Luego todo quedó en silencio y fue cuando llamó al comando policial. José presagió lo peor, pero no ingresó a la vivienda.
Al poco rato llegaron dos funcionarios, llamaron y salió Rosángela. Una vez adentro observaron manchas de sangre en el piso, siguieron su rastro hasta una de las habitaciones y allí encontraron el cuerpo de Albertina Castillo con más de 40 heridas. Encima de una de las dos camas estaba el cuchillo ensangrentado que recabaron como evidencia.
A las 2:30 am del 13 de septiembre, Rosángela Arias Castillo, de 34 años, fue aprehendida por la comisión de la Policía de Pedraza bajo el cargo de homicidio culposo y trasladada al comando. No dijo qué razones tuvo para asesinar a su madre con más de 40 puñaladas. Su caso pasó al Ministerio Público.