San Cristóbal.- Los ancianatos del Táchira recibieron hallacas para garantizar las cenas los días 24 y 31 de diciembre de quienes residen allí. El compartir navideño lleva consigo el trabajo y esfuerzo de voluntarios que hicieron 2.200 hallacas para entregarlas en estos lugares.
El pasado 13 de diciembre empezó la preparación en el ancianato Padre Lizardo, de la ciudad de San Cristóbal. Voluntarios llegaron a ayudar a hacer las hallacas andinas. Previamente, los organizadores se encargaron de la recolección de los ingredientes.
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Orlando Medina, encargado de la actividad, contó a El Pitazo que durante los cinco días que hicieron hallacas llegaron voluntarios a lavar hojas, prepararlas, limpiar, cortar aliños y aportar un poco para garantizar la cena de quienes viven en ancianatos.
«Esta es una tradición que nos dejó la profesora Emilce Zambrano, quien hace tres años nos convocó a hacerlas. Ella murió y aquí la estamos honrando. Lo que queremos es dar felicidad a esos abuelos que tanto lo necesitan», explicó Medina.
Estas hallacas fueron posibles gracias a los aportes de organizaciones civiles, entes públicos, políticos, profesores, personal de la Universidad de los Andes (ULA) y familiares de los voluntarios.
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El 18 de diciembre empezó la repartición de las hallacas a los ancianatos de San Cristóbal, Rubio, Ureña, San Antonio y La Fría. Pese a la buena voluntad de los organizadores y que hubo quienes lograron llegar al sitio donde las hicieron a retirarlas, tal como había sido solicitado por los organizadores de la actividad, otras hallacas debieron llevarlas a los lugares debido a la escasez de gasolina.
«Hay dificultades por cuestiones de gasolina o no tienen transporte, pero vamos a hacer ese esfuerzo para cumplir ese sueño que siempre tuvo la profesora Emilce Zambrano, de llevar este alimento que tradicionalmente adorna las mesas, sobre todo aquí en el Táchira, que se ha convertido como ya un ritual compartir la hallaca en convivencia», indicó Omar Pérez Díaz, vicerrector decano de la ULA.