San Cristóbal.- La ilusión de un nuevo trabajo llevó a César Sánchez a salir temprano de su casa en San Antonio del Táchira, el 24 de julio. Tras días buscando empleo, los encargados de una construcción en Villa del Rosario, Colombia, lo llamaron para hacerle una entrevista y ordenarle los exámenes de rigor para empezar con sus nuevas labores. En el camino, un hombre lo golpeó para robarle la bicicleta y luego de ser trasladado herido al hospital de Cúcuta, murió.
La noticia llegó a los familiares de manera inesperada. Para su esposa y su hija de 12 años el nuevo empleo representaba una mejora en la economía familiar, que fue afectada luego de que Sánchez quedara sin trabajo tras la paralización de la obra en la que estaba como ayudante. Aunque tuvo algunas labores informales, no eran suficientes para mantener a sus seres queridos.
“Una persona que lo vio tirado en el piso agarró su celular y llamó a un familiar de Bucaramanga y él nos llamó y avisó que César tuvo un accidente. A los pocos minutos se comunica un policía y nos dice que se trató de un homicidio y que murió cuando llegó al hospital”, relató vía telefónica a El Pitazo, Gerardo Arévalo, cuñado del venezolano asesinado.
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La bicicleta por la que fue asesinado era de su pertenencia desde hace años y su único medio de transporte. “No era de alta gama, nosotros somos personas de bajos recursos”, explicó Arévalo.
Sin dinero para el sepelio
Los familiares de César Sánchez trabajan para el día a día. Aunque son residentes de frontera la situación económica no es favorable. La reapertura del paso fronterizo el pasado 1 de enero, lejos de ayudarles, los mantuvo en la misma circunstancia, sin mejora alguna.
Los actos fúnebres de César Sánchez cuestan alrededor de 2 millones de pesos, que son uno 500 dólares aproximadamente. La familia espera por donaciones y ayudas externas para lograr cruzar el cuerpo hasta San Antonio, hacer el funeral y darle sepultura en el territorio nacional.
Mientras encuentran los recursos económicos, la familia en Venezuela espera por la llegada de la mamá de Sánchez, que reside en un pueblo lejano a Bucaramanga, Colombia. Un hijo de la mujer salió rumbo a la humilde casa a darle la noticia y buscarla para llevarla hasta San Antonio, para que logre estar con su hijo antes de enterrarlo. Para las 11:00 am del 25 de julio aún la madre no había podido llegar hasta la frontera.
Arévalo no tiene certeza de qué sucedió con el responsable de la muerte de su cuñado. Vio en medios colombianos que la policía estaba en su búsqueda y detuvo a un hombre parecido, pero no sabe si realmente se trata del autor del crimen. “Lo importante es que esto no quede impune, queremos que haya justicia por un hombre bueno y trabajador”, dijo.