Caracas.- Una mujer de 61 años, identificada como Amparo Carrillo de Díaz y de nacionalidad colombiana, quien era reclusa en el Centro Penitenciario de Occidente (CPO), conocida como cárcel de Santa Ana, ubicada en el estado Táchira, falleció el 25 de julio.
La mujer, naturalizada venezolana, había perdido más de 20 kilos y los huesos se le marcaban en el tórax en evidencia de una severa desnutrición.
Según informó el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) en un comunicado, Amparo Carrillo manifestó a sus compañeras de celda que tenía fuertes dolores estomacales y estreñimiento, situación que fue advertida a las custodias, sin embargo en ningún momento recibió atención médica. Le faltaban seis años para terminar su condena.
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Ese mismo sábado funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de la entidad se trasladaron hasta el centro penitenciario, que alberga a 220 mujeres, para el levantamiento del cuerpo.
El martes 28 de julio, el cuerpo permanecía en la morgue de San Cristóbal, pues los familiares aún no habían podido trasladarse desde Colombia. Según el OVP, los deudos desean repatriar el cadáver, no obstante la cuarentena obligatoria les impide efectuar los trámites necesarios.
La directora del OVP, Carolina Girón, reiteró que la situación de las mujeres en las cárceles venezolanas es igual de inhumana que en el caso de los hombres. «Amparo estaba desnutrida, esto es un indicador de que la alimentación en el penal no es adecuada»
“Las mujeres presas también se enferman, también necesitan atención médica, no son escuchadas y eso las hace aún más vulnerables en las cárceles”, puntualizó Girón.