Táchira.- «Gracias a Dios no tenía motos de clientes», fue en lo primero que pensó José Díaz, cuando vio que el taller mecánico improvisado dentro de su hogar quedó destrozado. Perdió las herramientas de trabajo que usó por más de 20 años en cuatro horas de lluvia constante.
La tarde del 30 de octubre empezó a llover en Las Vegas de Táriba, en el municipio Cárdenas y el agua comenzó a meterse poco a poco en las casas donde reside Díaz con su esposa y sus dos hijos de 27 y 31 años. Jamás imaginó que perdería sus pertenencias ese día.
«De pronto sonó como un estruendo y salimos a ver qué pasaba y nos damos cuenta que la alcantarilla estaba levantada. Corrimos a casa de mi hermana, aquí en la esquina y esperamos por horas que dejara de llover y que de la alcantarilla no saliera más agua. Fue horrible ver eso», narró a El Pitazo.
Cuando consideró que podía llegar a su vivienda. El agua le tapaba las rodillas pero entró. Los colchones flotaban, las mesas también, las ollas, cubiertos, platos y vasos no estaban en su sitio. La casa en la que ha vivido toda su vida era otra.
«Ya en la noche, como a las 8 de la noche, pude ver que las cajas de herramientas no estaban. Vi algunos tornillos y ya. Cuando removimos el barro aparecieron algunas cosas, pero con nada eso puedo seguir trabajando, no solo perdí las cosas de mi casa sino de mi sustento familiar«, precisó.
Aunque en el taller, que funcionaba en su estacionamiento, no había motos de clientes, su vehículo estaba estacionado en el frente de la casa y fue arrastrado hasta la cuadra siguiente a la suya.
El carro tenía barro en el motor, la marca en la ventana de hasta donde lo cubrió el agua y los asientos empapados. Tres días después del aguacero no lo ha encendido, por temor a un cortocircuito o que no lo haya limpiado por completo en los espacios más pequeños.
En total, 17 viviendas resultaron afectadas en la zona con anegaciones y pérdidas de enseres. Aún esperan -José Díaz, su familia y sus vecinos- la presencia y ayuda de organismos o políticos.