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viernes, 16 mayo, 2025

Táchira | La vida al ritmo de los apagones: la rutina de un joven emprendedor

Los apagones diarios en Táchira afectan a todos los ciudadanos. Los cortes van de 10 a 16 horas cada día. El relato de un joven de 24 años es el reflejo de lo que muchos trabajadores a distancia viven en su cotidianidad

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Táchira.- A las 3:00 a. m. del 11 de marzo, Juan Pablo Santos se despertó apenas llegó la electricidad, servicio que había sido interrumpido a las 11:00 p. m. En plena madrugada se levantó para conectar su celular y la batería portátil. Además metió ropa en la lavadora para aprovechar que también tenía agua por tubería.

Conectó su computadora portátil para garantizar la carga, pues con ese equipo trabaja como desarrollador de páginas web y diseñador. Mientras la lavadora terminaba su ciclo, hizo café para todo el día porque no tenía la seguridad de que el servicio eléctrico se mantuviera todo el día.

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El joven de 24 años aplica esta dinámica para aprovechar la energía eléctrica al máximo. A las 6:00 a. m., cuando vuelve a quedarse sin luz, se acuesta a dormir hasta las 8:40 a. m., hora en la que se despierta para comer algo rápidamente y sentarse ante la computadora a las 9:00 a. m., hora en la que se restablece el servicio tras el reciente apagón.

Hasta el mediodía tiene horas productivas. Cuando queda sin luz a las 12:00 m., almuerza y luego usa su computadora, con la batería que logró cargar en la mañana, y el pequeño generador eléctrico para encender el router y tener internet. Aunque ha explicado a sus jefes la situación, hace sacrificios para mantenerse activo porque su ingreso principal es de un negocio en Estados Unidos, donde poco entienden el tema eléctrico en Venezuela.

Un día productivo

Santos contó a El Pitazo, entre risas, que este 11 de marzo había sido un día muy productivo porque tuvo electricidad en la mañana y luego desde las 3:00 p. m. hasta las 7:00 p. m. A esa hora ya su trabajo finalizó y los equipos electrónicos no tienen batería.

Para evitar pasar todo el rato sin luz, optó por comer en la calle una hamburguesa. «Lo más cómico es que fui a un sitio y no había luz. Tuvieron que prender la planta para seguir trabajando. Nadie se salva», relató.

A las 11:00 p. m., cuando llegó la electricidad, ya estaba listo para dormir, no sin antes volver a conectar todos los aparatos y así lograr tenerlos cargados al día siguiente, cuando sus horas sin luz serían las contrarias al día anterior.

No suele dejar conectado nada cuando no hay electricidad por temor a que pueda haber alguna falla o cortocircuito cuando es restituido el servicio eléctrico. En total estuvo 13 horas sin el fluido durante todo el día.

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