Táchira.- Para Maryory Bustamante el daño de su moto representó un gasto de 60 dólares que no tenía estipulado y la afectación en su rutina de trabajo. La joven periodista salió de su casa a echar gasolina en la estación de servicio Lago España, en San Cristóbal, el pasado 14 de mayo. Llegó sin ningún problema en su vehículo y echó seis litros para los siguientes días, mientras volvía a salir su número de placa para abastecer.
Fue justo al salir de ahí que la moto comenzó a fallar. No encendía, cuando logró prenderla, comenzó a botar humo y logró llegar a su casa. Desde allí no pudo encenderla más y el mecánico le confirmó que se trataba del combustible porque ese mismo día había recibido dos motos más con el mismo problema.
«Hubo un daño bastante grave en las bujías y el filtro. Tuvo que (el mecánico) destapar el motor para hacerle limpieza. Me dijo que la gasolina fue la que produjo eso. Tuvimos que sacar los seis litros de gasolina que se les había puesto el día antes, ponerle gasolina colombiana para que la moto funcionara y bueno, quedó en buen estado», reportó Bustamante.
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El arreglo de la moto le costó 60 dólares y aunado a ello compró 6 litros de gasolina colombiana en 42 mil pesos (aproximadamente 11 dólares). Por el combustible contaminado había pagado 3 dólares. » Fue un gasto bastante grande que no esperaba, pero me tocó hacerlo porque ese es uno de mis instrumentos de trabajo», precisó.
Otro vehículo dañado
Zuleika Restrepo debe cambiar las bujías de su carro cada 15 días, cuando echa gasolina. Al principio pensó que su carro era el que fallaba y quemada ese respuesto, pero posteriormente supo que era consecuencia del estado de la gasolina
En San Cristóbal hay reportes de carros dañados luego de echar gasolina. Estas denuncias no corresponden únicamente a una estación de servicio sino que se han registrado en toda la ciudad. Los afectados aseguran que el combustible está mezclado con agua o gasoil.
«Por la mala calidad de la gasolina se queman las bujías, la combustión es incompleta y en consecuencia el motor pierde presión. Además daña el aceite, la pila de la gasolina y todo es un caos», explicó Restrepo.
Silvia Pernía, docente, contó que al salir de la estación de servicio San Miguel, en La Ermita, San Cristóbal, su moto se apagó y no volvió a encender. Su esposo cambió el filtro y las bujías, además de botar el combustible que recién había comprado. «Gastamos casi 50 dólares en eso, yo no gano lo suficiente para cubrir ese gasto. Me da miedo echar gasolina de nuevo», indicó.
Con respecto a esta situación, el diputado del Consejo Legislativo, Heriberto Labrador, considera que la solución es que las autoridades compren combustible a Colombia. «A tan solo unos kilómetros de distancia, Cúcuta, podría ser un punto estratégico para abastecer al estado Táchira de manera más eficiente y constante», refirió el parlamentario.