Táchira.- A diario llegan venezolanos que cruzan la frontera para entrar al país o ir a otros rumbos. La mayoría lo hace en condiciones precarias, sin dinero para alimentación u hospedaje. Estas distintas situaciones llevaron a que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Diócesis de San Cristóbal inauguraran una casa de paso temporal en la frontera.
La casa es propiedad de la Diócesis desde hace 93 años y estaba abandonada, por lo que la reparación se desarrolló desde septiembre de 2020 hasta marzo de este año, cuando se finiquitaron los trabajos y se dio inicio a la atención con desayuno, almuerzo, cena, camas y duchas a quienes van o vienen del país.
«Viendo las necesidades que se viven en el país, nos dimos a la tarea de rehabilitar el espacio y ya se está atendiendo a los hermanos migrantes que llegan a San Antonio y van a Cúcuta a buscar una mejor vida. Aquí pueden comer, pueden descansar, pueden dormir, pueden ducharse. Las mamás con sus niños pueden quedarse a pasar la noche», explicó el párroco de la basílica menor de San Antonio, padre Reinaldo Contreras.
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A diario se observan grandes grupos de personas caminando hasta San Antonio del Táchira, localidad venezolana inmediata al norte de Santander, Colombia. «Aquí sigue todavía el paso masivo de migrantes. Todos los días se ven 30, 40 o 50 personas que llegan a la casa de paso a descansar, comer o darse una ducha para seguir el recorrido. Aquí no ha parado eso y uno se da cuenta por la cantidad de caminantes», añadió Contreras.
Los voluntarios de la casa de paso temporal salen a diario a la avenida principal de San Antonio a explicarles a quienes caminan por allí que pueden comer y dormir en la casa y que además es un servicio gratuito.
«Nosotros le decimos a la gente dónde queda la casa para que busquen aquí ayuda y así llegan más fácil. Cuando comen y descansa les damos charlas sobre la trata de personas, la pandemia o de cualquier tema de interés. Desde hace seis meses hemos atendido a más de 10 mil personas que transitan por aquí para buscar mejores rumbos», dijo Cristian Pastrán, coordinador de la casa de paso temporal.
Aunque muchos migrantes no pasan por la casa, la Diócesis y la OIM preparan alimentos a través de «ollas solidarias», con las que reparten a diario hasta 300 platos de comida para quienes transitan hacia los pasos fronterizos o retornan a sus hogares.