Táchira.- La tragedia en Rubio empezó en la noche del 7 de noviembre con un fuerte aguacero que se prolongó hasta la madrugada del siguiente día. En tres horas de precipitaciones y el desbordamiento del río Carapo son cientos de familias quienes perdieron sus pertenencias.
Dos personas fueron arrastradas por las aguas que inundaron las viviendas de los sectores La Palmita y El Cafetal. El testimonio de María Carreño, sobreviviente e hija y hermana de las fallecidas, deja claro el terror que vivieron y el amor de una abuela por su pequeña nieta de 10 años.
«Mi mamá empezó a gritar: ¡se viene el río, se viene el río! porque el agua sonaba horrible, en cuestión de minutos nos vimos con agua hasta la cintura y nos agarramos de las manos para tratar de hacer una cadena humana. Fue muy horrible, mi niña Sarita, de 10 años, se me soltó porque el agua la empujaba muy fuerte, mi niña se fue», relató María Carreño, hija de Marina Carreño y hermana de Mayra Pérez.
La noticia de la ida de Sarita en medio de gritos, lágrimas y un apagón, fue para Marina dolorosa. «¿Dónde está la niña, dónde está Sarita?», gritaba la mujer de 75 años y al saber que la pequeña ya no estaba sus hijas vieron cómo su rostro cambió. «Ella me miró con los ojitos brillantes, llenos de tristeza, y no lo podía creer, fue tanto su dolor de abuela que no lo podía creer. Mi mamá me soltó la mano cuando el río se llevó a su nieta de 10 años», relató María Carreño.
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Soltó la mano de su hija María y el llanto fue aún mayor en sus otras tres hijas. Mientras eso pasaba, Mayra, de 35 años, aguantaba todo lo posible entre el dolor de perder a su sobrina, de ver a su mamá sufrir y soportar la fuerza del agua, pero no pudo. El agua quebró un muro perimetral de la casa y Mayra no logró mantenerse más, fue arrastrada por la corriente.
«Lo recuerdo claramente, cada minuto, cada segundo, los ojitos de mi mamá, los gritos de mi hermana, el dolor de perder a mi niña Sarita. Todo fue muy difícil y horrible. Un vecino y mi cuñado llegaron y nos ayudaron a salir, a la mañana siguiente Sarita apareció, fue un milagro, es un milagro que ella y nosotros estemos vivos porque la muerte nos llegó en forma de agua con las lluvias», prosiguió.
La sobreviviente de Rubio, María, aun está en shock, aturdida y sin comprender todo lo que pasó. «Yo le decía a Dios ‘¿qué te hemos hecho, nosotros no hemos hecho nada, por favor, ten misericordia’ y Dios la tuvo, porque fue un milagro que mi hija apareciera viva, pero vivimos muchas horas de pánico”, dijo.
La vivienda de la familia Carreño quedó completamente destruida por el agua. El baño destrozado, las camas salieron, los electrodomésticos no aparecieron y tan solo unas sillas llenas de lodo pudieron salvar.