Por: Génesis Chinchilla
Trujillo.- Las misas de aguinaldos, también conocidas como misas de gallo por su particular horario de celebración, son una tradición que durante años ha caracterizado la Navidad de muchas familias andinas.
En Trujillo, Mérida y Táchira estas misas se celebran entre las cinco y las seis de la mañana, a partir del día 16 de diciembre. La tradición dicta que deben ser nueve días seguidos en los que se realicen estas eucaristías. Desde hace décadas, generaciones familiares han sostenido esta costumbre católica que llena de emoción y celebraciones a quienes asisten.
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En cada una de las misas se ofrece un día de la novena, se cantan villancicos, y se reparte comida o dulces que son donados por los miembros de la comunidad.
El presbítero Gerardo Quintero explica que las misas de aguinaldo representan un tiempo de preparación para el nacimiento del Niño Jesús. “Es un privilegio que el Papa León XIII brindó a Venezuela dándonos la oportunidad de celebrar esta tradición”, explicó el sacerdote.
El Papa León XIII aprobó en el siglo XIX celebrar estas misas de manera muy particular en Venezuela. Los cantos de parranda característicos de la época navideña, el ornamento blanco que usan los sacerdotes durante estas eucaristías y la indulgencia plenaria para quienes asistan a las celebraciones son algunas de las particularidades de las misas de aguinaldo en Venezuela.
Misas de aguinaldos son alegría y devoción
Las misas de aguinaldo representan un reto para los fieles que año a año se imponen como meta asistir a los nueve días de celebración. Los madrugonazos y el traslado hasta las iglesias más cercanas son una de las principales barreras.
Sin embargo, al llegar a los templos, el ambiente navideño que crean los cantos y el compartir motivan a los católicos para asistir todos los días.
“Es una tradición muy bonita porque nos prepara para la venida del Niño Jesús. Son los preparativos para uno recibir a Dios hecho niño. Y entender que se hizo humilde y hombre para enseñarnos a nosotros a ser personas humildes”, relató Nohely Valera, quien año a año asiste a las misas de aguinaldo.
Valera le contó a El Pitazo que su mayor motivación para despertarse cada madrugada y asistir a la eucaristía es el encuentro con Dios en las tradiciones navideñas.
“Esta es una tradición que tenemos en mi familia como cristianos que somos, con ella le damos la bienvenida al Niño Dios”, contó Alejandro Barradas, trujillano que asiste a las misas de gallo.
Entre las familias andinas es importante mantener la tradición de generación en generación, afirmó Barradas. “Queremos que nuestros niños lleven esa tradición de los villancicos y los aguinaldos. Y que ellos desde pequeños puedan mantener la novena al nacimiento del Niño Jesús” finalizó.