San Cristóbal.– Un grupo de migrantes venezolanos que regresó al país por la frontera, entre el Departamento Norte de Santander – Colombia y el estado Táchira, fue trasladado, el viernes 10 de abril, para cumplir la cuarentena por el coronavirus a los estadios de balonmano y de béisbol de Pueblo Nuevo en San Cristóbal. Días anteriores, otros grupos fueron llevados a albergues en San Antonio del Táchira, Rubio y Michelena.
Las condiciones en las que están pasando la cuarentena quienes retornaron no son las más idóneas en cuanto a prevención del COVID-19, pues se encuentran hacinados y no reciben alimentos balanceados, denunciaron afectados. El Pitazo consultó con funcionarios de seguridad que han ingresado tanto al estadio de balonmano como al Metropolitano de béisbol, en San Cristóbal, pero han explicado que no están autorizados para dar declaraciones; sin embargo, confirmaron que las medidas de convivencia son al estilo militar dentro de las instalaciones.
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La principal norma que tienen es que pueden hacer uso de sus teléfonos celulares únicamente para llamar a sus familiares en otros estados y se les ha prohibido tomar fotos o grabar videos que muestren cómo son los albergues en lo interno.
Aunque a través de grupos de WhatsApp han circulado audios de testimonios dentro de los refugios, no se ha podido comprobar de cuál proviene o quiénes son los autores. Tampoco hay información si la prohibición de describir la situación en los refugios está asociado con lo publicado en redes sociales.
Todos tiene un horario para levantarse, acostarse, ducharse y alimentarse. El uso de espacios abiertos también tiene limitaciones de tiempo. Se les permite practicar algún deporte o jugar con cartas si tienen, pero no por el tiempo que quieran.
Aunque reciben las tres comidas del día, son raciones pequeñas. Pan o arepas para el desayuno con agua miel (bebida caliente hecha con panela típica del Táchira). La noche del martes 14 de abril les sirvieron pasta, sin ningún acompañante y, según reporte de quienes están allí, la sirvieron con la mano. Tienen problemas con el servicio de agua potable y los apagones son de entre seis y nueve horas diarias.

En el Punto de Asistencia Social Integral (Pasi) de mujeres y niños, los salones de jugar tenis fueron habilitados como habitaciones. Tienen aire acondicionado y durante los primeros días no contaban con colchonetas; los migrantes en retorno dormían sobre sus maletas.
El domingo 12 de abril, Freddy Bernal, protector del estado Táchira, reconoció que en un principio no todos los Puntos de Asistencia Social Integral estaban acondicionados para recibir a los venezolanos en retorno, por lo que hubo problemas por algunas horas con la alimentación y los espacios de descanso. Aseguró que no estaban preparados para la “avalancha” de gente.
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Sin donaciones
A ninguno de los Pasi permiten ingreso de alimentos, pues por órdenes de Freddy Bernal nadie ingresa ni nadie sale de estos lugares para evitar posibles contagios internos o externos.
En el Instituto Pedagógico Rural Gervasio Rubio, en el municipio Junín, hay venezolanos que están en peores condiciones que en San Cristóbal. Las normas estilo militar no son distintas, nadie entra, nadie sale, todos deben despertar a una hora específica y pueden bañarse en un horario establecido.
Un hombre intentó llevar alimentos y agua a alguien que se encuentra allí por petición de un familiar en el exterior; sin embargo, funcionarios de la Policía del Táchira y otros identificados como trabajadores de la Alcaldía de Rubio no permitieron que se entregara; la única manera era a través de ellos.
Para garantizar que se cumplan las normas y que nadie ingrese o rompa la cuarentena, civiles conocidos como colectivos de la revolución también estarían ejerciendo funciones de vigilancia y resguardo dentro de estos albergues.
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Nadie entra, nadie sale
Ingresar a estos lugares es imposible para quien no sea personal autorizado; es decir, solo funcionarios de organismos de seguridad, atención sanitaria y dirigentes políticos del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) pueden ingresar con su respectiva identificación.
Por los cuatro puntos cardinales, la zona deportiva de Pueblo Nuevo está trancada por alcabalas de la Guardia Nacional (GN). Algunas están ubicadas a unos 100 metros y otras están a escasos 50 y 20 metros de los puntos de ingreso. El Pitazo intentó realizar trabajos periodísticos desde allí y al identificarse como medio de comunicación y solicitar el ingreso la respuesta inmediata de los efectivos militares fue «solo pasa personal autorizado”.
Hay acceso libre por los alrededores de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (Unet) y hasta la sede del Deportivo Táchira, pero una vez los vehículos intentan acceder a los espacios adyacentes al estadio Metropolitano de béisbol las alcabalas de la GN impiden el ingreso.

El Pitazo solicitó permiso a dirigentes políticos del Psuv en San Cristóbal para ingresar a estos Puntos de Asistencia Social Integral y la respuesta fue que por estar en cuarentena, y como medida preventiva, no se permite el ingreso.
El mismo enlace del gobierno nacional en la entidad, Freddy Bernal, indicó a los medios de comunicación, el domingo 12 de abril, en rueda de prensa, que los Pasi fueron ubicados en zonas poco pobladas para evitar riesgos sanitarios y que no se permite el ingreso de los periodistas, porque, por órdenes del Ministerio de Salud, serían posteriormente sometidos a cuarentena como medida preventiva de contagio, aunque de las 5.791 personas que habían ingresado, hasta la fecha, ninguna había dado positiva por coronavirus.
Huyen por malas condiciones
El 12 de abril, a través de redes sociales, se difundió un video en el que un grupo de venezolanos que estaba en La Fría, municipio García de Hevia, rompió la cuarentena para escapar, pues estaban pasando hambre y sed en el Pasi llamado Manuelita Sáenz.
Los ciudadanos atravesaron un río para llegar hasta la avenida principal y allí, habitantes de la zona se percataron de la presencia y los interceptaron y grabaron, preguntaron de dónde provenían y porqué habían escapado. Respondieron que llegaron de distintos países de Latinoamérica y que no tenían comida, agua ni dónde dormir. Al seguir caminando fueron interceptados por la Guardia Nacional y llevados nuevamente al Pasi de la zona.
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Para el 12 de abril, más de 3.900 personas habían ingresado de manera formal a Venezuela a través del Puente Internacional Simón Bolívar. En Táchira se han confirmado cuatro casos por coronavirus, de los cuales solo uno es proveniente de la frontera.