Valera.- Los estudiantes del Núcleo Universitario Rafael Rangel de la Universidad de los Andes, en el estado Trujillo, denunciaron el 26 de abril el incremento de hurtos e ilícitos dentro de esta casa de estudios, especialmente en la cuarentena.
Eiver Saavedra, presidente de Centro de Estudiantes, explicó a través de una misiva difundida por sus redes sociales en la tarde de este 28 de abril, que personas desconocidas ingresaron a la Villa Universitaria, ubicada en el municipio Trujillo, y sustrajeron repuestos de tres buses.
“Durante la cuarentena ha ocurrido una serie de hurtos e irregularidades dentro de la ULA, tanto en Mérida como Táchira. Lamentablemente, el Núcleo Universitario Rafael Rangel no ha escapado de este flagelo”, expresó Saavedra.
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Las unidades desvalijadas, comentó el joven, estaban en reparación, pues necesitan cauchos y baterías. Se trataba de los buses número 186, 281 y 407. Además de las autopartes, los ladrones se llevaron una manguera y madera.
Esta incidencia, anotada en el libro de novedades el lunes 27 de abril, fue denunciada ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) por el vicerrector encargado, Geovanny Castellanos. Sin embargo, para los estudiantes las autoridades gubernamentales no son de ayuda.
“Rechazamos y denunciamos los atropellos que vive nuestra casa de estudios. Ante estas irregularidades los entes gubernamentales y funcionarios, se hacen de la vista gorda” dijo Saavedra, quien agradeció a los vigilantes de la universidad y pidió al rector se la ULA, dotar de equipos a quienes trabajan durante la pandemia.
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El segundo en 2020
Geovanny Castellanos, por su parte, manifestó a la comunidad del Núcleo Universitario Rafael Rangel que era es la segunda vez en 2020 que ocurre un hurto similar. “Hay que resaltar que en este hecho la unidad 407 volvió a ser objeto de desvalimiento; el pasado mes de febrero se denunció ante el Cicpc la sustracción de piezas de este mismo vehículo”, explicó Castellanos en una misiva al Concejo de Núcleo.
El vicerrector encargado contó que, frecuentemente, la villa es usada como fuente de recursos y basurero de las comunidades aledañas. “Se introducen sin autorización al campus universitario para buscar leña, utilizar los caminos. Algunos abren huecos en las cercas para acortar los recorridos, cortar árboles y hasta botan basura dentro de la universidad. En ocasiones, las autoridades policiales y militares pasan en sus vehículos y observan lo que ocurre y no se detienen” describió Castellanos.
Mientras transcurre la cuarentena, el vicerrectorado ha enviado tres reportes de novedades de incidentes a Mérida y asegura que pocos vigilantes van a trabajar debido a las dificultades de transporte.
“Hay un grupo de personas que camina largos trechos para llegar, pues solo a algunos se les permite usar el Bus Trujillo. Dejan a su familia por cuidar los bienes y espacios universitarios, y exponen sus vidas para enfrentar riesgos y superar obstáculos propios del contexto. Estos son hechos que confirman la entrega y confianza de la familia universitaria, como institución de futuro y progreso social”, finalizó el decano trujillano.