San Cristóbal.- Problemas respiratorios y dengue ha generado en los alumnos, personal docente y administrativo del Centro de Educación Inicial Andrés Eloy Blanco, el humo emanado del incinerador del Hospital Central de San Cristóbal y una laguna que se ha creado como consecuencia del colapso de alcantarillado desde hace más de un año.
Aunque la directora y representantes del centro educativo han enviado informes a la directiva del centro asistencial, de la Corporación de Salud del estado Táchira –Corposalud- y al Ministerio de Educación, no han logrado resolver ambos problemas, que se han convertido en un riesgo para las 170 personas que hacen vida en el plantel (130 niños y 40 adultos).
En el incinerador se queman todos los desechos biológicos que se generan por las operaciones en el Hospital Central, por ejemplo placentas, miembros amputados, tumores extraídos, los cuales no pueden ir a un vertedero de basura porque son de alto grado de contaminación.
Raquel García, docente de aula del primer grupo sección B, que tiene una matrícula de 25 niños de 2 y 3 años de edad, explicó que la laguna queda justo detrás del salón lo que genera un criadero de zancudos, de mosquitos, de ranas y demás roedores, de hecho desde el aula se escucha el sonido de las ranas.
“Los niños están paciendo de gripes, fiebres, se están enfermando del estómago y hacemos un llamado de manera humana y como docente de aula de este prescolar, para que los diferentes organismos se aboquen a ayudarnos, los padres y representantes están prestos en colocar de su parte, de su trabajo. Ya canalizamos una motobomba, necesitamos una manguera de 4 pulgadas para poder extraer estas aguas. Estamos sirviendo para este país, estamos tratando de hacer el trabajo lo mejor que podemos, por eso pedimos ayuda”, expresó.
Relató que en el caso del incinerador, cuando se enciende en horas de trabajo, las docentes corren del salón con los niños para ubicarlos en otras aulas porque el “olor es terrible”, por lo que han solicitado al Hospital Central canalizar las horas de cremación o los días, pues están claros que no cambiarán de lugar el incinerador.
“Hoy lo prendieron en la madrugada y cuando llegamos el olor era fuerte y afecta la salud de los niños y de las docentes de prescolar. Toca buscar el salón que quede más alejado. Se han enfermado un 60% de los niños en lo que va de año, son semanas en que vienen 2 o 3 niños, de una matrícula de 25”, acotó.
Ever García, representante, denunció que en el primer centro asistencial del estado Táchira no están cumpliendo con el horario establecido para encender el incinerador, y cuando llegan los niños a las 7 de la mañana los olores son fuertes. A esto le suma que de la laguna salen roedores, sapos y zancudos, y se han registrado varios casos de dengue.
Por su parte, Yolaide Zambrano, madre de un alumno de 3 años de edad, indicó que algunos días ha pasado a las 9 de la mañana y el área está contaminada del humo emanado de la incineración. “Se les planteó que hicieran la quema en la tarde, nosotros sacamos a los niños al mediodía y en la tarde no les afecta. Mi hijo ahorita está malito de los bronquios, casi todos en el salón tienen flema por eso mismo”, agregó.
Arreglos en dólares
Ildemaro Pacheco, gerente General de la Corporación de Salud del estado Táchira –Corposalud-, indicó que el incinerador es un equipo viejo construido hace 50 años con las especificaciones técnicas de la época y ubicado en una zona que en aquel momento tenía baja población. Destacó que ante las fallas constantes, el 22 de enero de 2018 llevaron un documento a la Defensoría del Pueblo notificando debilidades con las que asumieron el HC, por limitaciones presupuestarias y problemas de difícil solución. Posteriormente con recursos propios lo rehabilitaron y notificaron en noviembre de 2018 al Consejo Legislativo Estadal con el fin de llevar el tema de salud de manera conjunta.
A pesar de ello el incinerador colapsó, la chimenea está caída, y la separación hace que los gases salgan de manera desordenada. Aunque han acudido a instancias internacionales no han obtenido respuesta, por lo que con recursos propios iniciarán la reparación que tiene un valor de millones de dólares.
La primera etapa se encuentra en contratación con el fin de acomodar la chimenea de descarga de gases, la cual tiene 3 metros y se llevará a 12 metros de acuerdo a estándares mínimos internacionales. Repararán su base de concreto y por debajo reconstruirán la cámara de quemado de gases, de tal manera que el aire que salga esté en más de un 90% libre de contaminación. Repararán tablero y todo el sistema eléctrico.
La primera fase tendrá un valor de 150 millones de bolívares, y esperan tener todo listo en el primer trimestre de 2020, mientras el incinerador continuará trabajando como se encuentra, pues cerrarlo representa eliminar una serie de servicios de alta demanda que tiene el Hospital Central de San Cristóbal.