Cúcuta.- Sobre dos cajas de cartón tiene instalada José Ramón Pascastro una venta de pasteles de harina de trigo, rellenos con arroz, en una acera de El Escobal, al pasar hacia el lado colombiano del Puente Francisco de Paula Santander.
Es nativo del municipio tachirense Pedro María Ureña, pero la falta de trabajo, la escasez de alimentos y el bajo valor del bolívar lo llevó a buscar que hacer al otro lado de la frontera hace dos años.
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Tiene 56 años de edad. Se levanta a las 5 de la mañana todos los días para cruzar el puente, llegar a las 6 de la mañana a donde le venden los pasteles preparados y regresar a su puesto improvisado para iniciar la venta de 7 a 7:30 de la mañana, y regresar a su casa entre 1 a 1:30 de la tarde. Vende 350 pasteles diarios.
Los pasteles están dentro de una olla gigante ubicada sobre una caja de cartón, al lado en una jarra de vidrio tiene una salsa roja, estilo picante, en donde quienes compran se acercan para darle un poco más de sabor a lo que comen.
Vive con una hija y dos nietos, pero en total tiene nueve hijos. “Aquí trabaja uno, pero a los que trabajan en Ureña no les alcanza la plata. Nosotros vivimos un tiempo en Guacara estado Carabobo, allá tenemos casa y todo, y tuvimos que dejarla para venirnos para Ureña, todos somos de ahí. Yo le dije a mis hijos que me estaba disecando, porque me estaba adelgazando mucho, y dije si me voy a morir disecado me muero en Ureña que es mi pueblo”, agregó.
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Hace dos años rebajó 60 kilos porque el dinero no le alcanzaba para hacer las tres comidas diarias, por lo que tenía que alimentarse con poco. Después de buscar trabajo para no “disecarse” engordó, le mejoró el humor y la situación económica familiar también cambió.
Recuerda que cuando se crió en Ureña el Bolívar valía 17 pesos colombianos, y se podía comprar del lado colombiano cualquier cosa sin problemas, pero ahora el valor es al contrario.
“La plata venezolana no vale nada y todos tenemos que venirnos para acá”, agregó.
En Ureña todos los servicios, alimentos y medicinas las cobran en pesos, no reciben bolívares porque se les hace fácil cruzar y adquirir los productos de primera necesidad en Cúcuta.
Cuenta que en las fábricas de Ureña ahora tienen que cancelarle a los obreros en pesos, porque no reciben bolívares.
José Ramón Pascastro espera que la ayuda humanitaria pase para Venezuela y que Nicolás Maduro entienda que aunque él y quienes lo rodean lo tienen todo, los ciudadanos están pasando hambre y necesidades en materia de salud.
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“Espero que Dios y la Virgen nos colabore y le quité de la mente a ese señor presidente de Venezuela no dejar pasar la comida, porque la necesitamos, él no necesita pero el pueblo sí necesita, ese señor está cerrado y es una ayuda humanitaria para el pueblo, no para el gobierno, el gobierno tiene todo y no necesita nada, el pueblo lo necesita todo”, manifestó.
Pascastro espera volver a trabajar sin problemas en su país y volver a vivir como en los viejos tiempos.
Sueña con ver a Venezuela repleta de alimentos, medicinas, buenas vías, oportunidades, y que nadie tenga que seguir buscando trabajo fuera de sus fronteras de manera obligada.