Los fondos recibidos en varios países facilitaron la exportación del llamado Socialismo del Siglo XXI y la instauración de grupos políticos que se sirvieron de cuestionados programas sociales. Pese a los multimillonarios recursos gastados, no siempre quedaron beneficios sostenibles y con la caída de los precios petroleros se expuso la fragilidad del modelo
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Los créditos petroleros entregados en Centroamérica y el Caribe por los gobernantes venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro sirvieron para potenciar programas sociales en beneficio de dirigentes y partidos afines con el socialismo bolivariano que gobierna desde Caracas, según documentó la investigación #Petrofraude. Con recursos originados en Venezuela, fueron respaldadas organizaciones y candidatos que previamente habían fallado en sus intentos de ganar comicios o se potenciaron campañas de aspirantes a la elección o reelección que no habrían podido honrar promesas a los electores sin la ayuda energética. En documentos oficiales venezolanos recopilados se advirtió hace ocho años sobre las desviaciones de programas que no cumplían los fines de promover el desarrollo, objetivo formal del financiamiento.
Estas son las principales revelaciones del capítulo: “El auxilio financiero que atornilla aliados”
Plataformas de impulso. Casos como los de Nicaragua, El Salvador y San Cristóbal y Nieves se encuentran entre los ejemplos que confirman cómo la ayuda venezolana potenció a candidatos y organizaciones afines. El acuerdo Petrocaribe se activó en 2006 con alcaldes del nicaragüense Frente Sandinista de Liberación Nacional y del salvadoreño Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, cuando ambas fuerzas políticas no controlaban las presidencias en sus respectivos países, lo que les permitió contar con recursos para impulsar sus proyectos políticos e incluso para abordar campañas. Una década más tarde el Team Unity llegó al poder en San Cristóbal y Nieves con la promesa de atender un reclamo social que fue atendido con un millonario aporte de la cooperación venezolana.
Presupuesto para consolidarse. Daniel Ortega fue un privilegiado que recibió préstamos de más de 3.760 millones de dólares que le permitieron impulsar programas sociales y subsidios que empleó sin pudor con finalidad de mantener lealtades para alargar su estadía en el poder en Nicaragua. Aliados de los gobiernos de Caracas en el Caribe también se sirvieron del apoyo petrolero para consolidar la gestión social que ha contribuido a sus largos períodos de mando como primeros ministros, entre ellos Roosevelt Skerrit, de Dominica; Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas y Dean Barrow de Belice, todos al menos una década en sus cargos.
La carga del asistencialismo y la opacidad. Luego de un lustro de funcionamiento de Petrocaribe, en documentos de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la corporación estatal que suministra hidrocarburos, se planteó entre los obstáculos de gestión que los programas sociales financiados no conducían a la superación de la pobreza, que se diluían en “políticas asistencialistas tradicionales” y que los países beneficiarios no mostraban buena voluntad para que se auditaran los fondos. Aún en 2015 el comisario mercantil de Pdvsa anunció que se adelantaba una revisión sobre cómo fue usado el dinero en los programas financiados a través de la iniciativa.
Un inventario regional. La investigación identificó al menos 139 programas sociales que se financiaron con acuerdos petroleros con Venezuela en Centroamérica el Caribe. Esos programas incluyeron, entre otros conceptos, reparto de alimentos, de animales de cría, distribución de gas doméstico gratuito, pagos de subsidios para ancianos y desempleados, entrega de computadoras a estudiantes y hasta desembolsos para uso discrecional.
Dependencia petrolera. Subsidios energéticos y programas sociales asociados a las ayudas venezolana tendieron a desaparecer con la baja de los precios petroleros y la crisis de la industria venezolana. Así ocurrió principalmente con Nicaragua. Petrocaribe y los acuerdos energéticos contagiaron a algunos países de la dependencia del mercado de hidrocarburos.
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