Los Angeles.- Un temblor de magnitud 7,1 en la escala Richter sacudió el viernes por la noche el sur de California, un nuevo sismo que sigue a la sacudida de 6,4 grados del jueves y que juntos suponen dos de los movimientos telúricos más importantes que ha sufrido California en las últimas décadas.
Las autoridades californianas aseguraron que ninguno de estos dos temblores, ni los centenares de réplicas de mayor o menor gravedad que les han acompañado, ha dejado víctimas.
El epicentro del temblor del viernes se registró en los alrededores de Ridgecrest, una ciudad de unos 29.000 habitantes situada a 250 kilómetros al norte de Los Ángeles y que ya fue el punto de origen del conocido como «terremoto del 4 de julio», ya que ese sismo coincidió con el Día de la Independencia de EE.UU.
La intensidad del nuevo temblor, que se registró a las 20.19 hora local (03.19 del sábado GMT), hizo que millones de personas lo pudieran sentir de manera notable en ciudades como Los Ángeles o Las Vegas.
Los daños materiales más relevantes se registraron en Ridgecrest y sus alrededores, aunque, por fortuna, el epicentro de estos temblores se ha dado en una zona rural y poco poblada de California.
No obstante, el sismo provocó en el área de Ridgecrest, que todavía estaba conmocionada y atemorizada por el seísmo del jueves, varios incendios en edificios, desprendimientos de rocas sobre las carreteras, cortes de luz eléctrica, fugas de gas y agua, y problemas en las telecomunicaciones.
Con información de EFE