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viernes, 29 marzo, 2024

Perfil | Álvaro Uribe, expresidente colombiano que se enfrenta a la cárcel

El expresidente colombiano estuvo en cuatro puestos diferentes en la administración pública colombiana. Antes de llegar a la presidencia ya lo perseguían diversos escándalos, como el otorgamiento de licencias a personas relacionadas con el narcotráfico

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Caracas.- El expresidente colombiano Álvaro Uribe, cuya poderosa figura ha marcado la vida política del país en este siglo, se enfrenta a la cárcel que ha esquivado desde que dejó la presidencia hace 10 años.

El caso por presunto fraude procesal y soborno de testigos en una demanda presentada por él mismo contra el senador de izquierdas Iván Cepeda y por el que la Corte Suprema de Justicia ordenó su detención domiciliaria es, sin embargo, de los menos graves entre decenas de procesos que tiene y que van desde injuria hasta presuntos vínculos con matanzas paramilitares.

Nacido el 4 de julio de 1952 en Medellín, Uribe se graduó como abogado en la Universidad de Antioquia y luego estudió Administración y Finanzas y Negociación de Conflictos en la Escuela de Extensión de la Universidad de Harvard (EE. UU.), y en el St. Antony’s College de Oxford (Reino Unido).

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Carrera política

Álvaro Uribe gobernó el país entre 2002 y 2010 y dejó la presidencia con una inédita popularidad del 75%, aclamado por la mayor parte de los colombianos por los logros de su política de seguridad democrática y principalmente de la lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).

Llegó a la presidencia a los 50 años de edad, como candidato disidente del Partido Liberal. Los ciudadanos lo eligieron como mandatario en 2002 con el 54,5% de los votos, sin necesidad de ir a una segunda vuelta.

Cuatro años más tarde se convirtió en el primer presidente reelegido en Colombia, en una elección en la que fue prácticamente aclamado y se impuso con el 62,3% de los sufragios.

Ocupó otros cargos en su carrera pública: director de la Aeronáutica Civil, senador en 2014 —repitió en 2018—, alcalde de su natal Medellín y gobernador del departamento de Antioquia.

Escándalos

De su gestión a comienzos de los años 80 como director de la Aeronáutica Civil, organismo que regula la aviación en Colombia, surgieron años después las primeras denuncias en su contra por el supuesto otorgamiento de licencias a personas relacionadas con el narcotráfico.

De su período como gobernador se le acusa de haber apoyado la masacre de El Aro, en la que paramilitares asesinaron a 17 campesinos en octubre de 1997.

En 2009 salió a la luz el escándalo de las interceptaciones telefónicas del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) a magistrados, políticos y periodistas, por el que fueron condenados a penas de prisión varios de sus subalternos.

En febrero de 2010 sufrió un revés en la justicia cuando la Corte Constitucional desautorizó la celebración de un referéndum para decidir sobre una segunda reelección suya, lo que puso fin a sus aspiraciones de completar 12 años en la Jefatura del Estado.

Los escándalos aumentaron en los últimos años de su gobierno, entre ellos las denuncias de que hubo compra de votos de congresistas en 2006 para que se aprobara la enmienda constitucional que permitiría la reelección.

También hubo el caso de los «falsos positivos», como se conoce a las ejecuciones de civiles a manos de militares, que los presentaban luego como guerrilleros muertos en combate.

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Su relación con Venezuela

En la época en que Uribe fue el Ejecutivo de Colombia, también lo era el fallecido presidente Hugo Chávez, con quien mantuvo relaciones bilaterales que sufrieron más altos que bajos.

Los problemas comenzaron en 2002, cuando comenzaba su gestión el político colombiano; el mismo año en el que Chávez resistió un golpe de Estado. En este entonces Uribe no dudó en darle asilo a Pedro Carmona.

Posteriormente, entre 2004 y 2005, el Gobierno colombiano capturó en una operación encubierta a Rodrigo Granda, un portavoz internacional de las Farc. Esta detención, ejecutada en Caracas, fue calificada por Chávez como un «secuestro» y golpe a la soberanía.

Luego, en 2008, el Gobierno de Colombia mata al cabecilla de las Farc; en ese operativo se consigue una laptop que presuntamente tenía pruebas de que Chávez apoyaba económicamente a la guerrilla.

En 2013, cuando Nicolás Maduro accedió al gobierno de Venezuela, acusa a al ya expresidente Álvaro Uribe de tener un plan para asesinarlo. Para ello, supuestamente estaba usando paramilitares.

«Uribe está detrás de un plan para asesinarme. Uribe es un asesino. Yo ya tengo elementos (probatorios) suficientes de que él está conspirando y hay sectores de la derecha venezolana en comunicación con él para eso», dijo en cadena nacional.

Con información de EFE

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