Caracas.- Debido a que un paciente infectado con coronavirus que iba a bordo en el crucero Diamond Princess, más de 3.000 personas todavía se encuentran dentro de la embarcación que permanece en las costas de la ciudad de Yokohama, en Japón. Mientras tanto, los que siguen a bordo, documentan sus experiencias estando en un crucero en cuarentena.
Este martes fueron detectados 41 casos en el Diamond Princess. Todas las personas infectadas fueron llevadas a distintos centros médicos en Tokio para ser tratadas. Es decir, que mientras dure la cuarentena todavía quedan más de 3.000 personas a bordo, no pueden salir de las habitaciones, tampoco pueden establecer contacto físico con los ocupantes de las habitaciones cercanas. Solo pueden verse mirando por el balcón, pero no todas las habitaciones tienen uno.
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Uno de los pasajeros, David Abel, declaró a The Washington Post que se sentía afortunado de estar en una habitación con balcón, ya que al menos puede ver la luz solar. Se lamentó por los pasajeros de la clase económica porque esas habitaciones ni siquiera tienen una ventana. “¿Se imaginan? Debe ser como estar encerrado en un armario. No hay aire fresco. No hay luz natural. Realmente deben estar viviendo un infierno para ellos”, dijo.
Una pareja de recién casados, que estaba celebrando la luna de miel viajando en el crucero, se quejó ante el diario norteamericano porque les habían servido pan y jamón vencidos. Agregaron que la comida era mejor cuando estaban “a manos de los cocineros del crucero”.
A pesar de que la compañía del crucero les dio a todos los pasajeros internet y servicios de cable gratuitos, una pasajera que declaró a Buisness Insider y que pidió que se le llamara Shannon, dijo que las autoridades los mantienen muy mal informados. Añadió también que la única manera que tienen para enterarse de lo que sucede con el Diamond Princess es por medio de internet.
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Otras preocupaciones
Es evidente que contraer el coronavirus es el principal peligro, pero hay algunos pasajeros que tienen otras condiciones de salud. David Abel es uno de ellos. Mediante un video que subió a su cuenta personal de Facebook declaró que se siente inseguro de si las comidas que reparten tienen la cantidad de carbohidratos suficientes, ya que sufre de diabetes.
Misako Ishida, otro pasajero, dijo a The New York Times que los médicos que han subido a bordo del crucero y que hacen chequeos a los usuarios “no se toman todo en serio”.
La familia Steele declaró al Post que se sienten como prisioneros. “Nos tratan como si fuésemos delincuentes y no es así”, denunciaron. Además, indicaron que únicamente confiaban en el internet y en lo poco que podían comunicarse con los demás pasajeros ya que no es mucha la información que les llega por la megafonía del crucero.
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Por otra parte, hay otros pasajeros que no la pasan tan mal. Para Shannon, la experiencia de cuarentena y aislamiento que vive en el Diamond Princess la compara con la película “Room” en la que una madre y su hijo están encerrados en un espacio extremadamente pequeño. Sin embargo, su deseo es volver a casa lo más pronto posible.
Hasta ahora, no se sabe cuánto tiempo más podría durar la cuarentena en el Diamond Princess.
“Ya casi me olvido de cómo es mi casa”, dijo Shannon a Buisness insider.