El papa Francisco visitó hoy una prisión para celebrar con los presos la misa «In coena domini» del Jueves Santo, que conmemora la Última Cena y se arrodilló ante ellos para lavar sus pies, animándoles a ayudarse entre sí, después de dos años en los que la pandemia había suspendido esta tradición.
Francisco, según confirmó la Santa Sede en un comunicado al término del acto, celebró misa esta tarde en la cárcel de Civitavecchia, en el litoral romano, junto a algunos presos a los que luego lavó le los pies, como hiciera Jesús con sus discípulos.
En las imágenes difundidas por el Vaticano se ve al Papa arrodillado ante los detenidos, hombres y mujeres de diversas edades y nacionalidades, provistos de mascarillas.
Durante la misa, el pontífice explicó en una homilía improvisada que, con ese gesto, Jesús enseñó el valor de ayudarse entre sí: «Debéis lavaros los pies los unos a los otros, uno sirve al otro, sin intereses«, acotó.
«¡Dios perdona todo y siempre! Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Cada uno de nosotros tiene algo que lleva en el corazón desde hace tiempo. Pidamos perdón a Jesús», exclamó.