Un vocero de la Casa blanca confirmó que Major, un perro de rescate de 3 años, será enviado fuera de la residencia presidencial estadounidense en Washington, para un entrenamiento adicional después de dos incidentes de mordeduras el mes pasado.
Michael LaRosa, portavoz de Jill Biden, dijo que se «esperaba que las lecciones de buen comportamiento duraran algunas semanas».
Los Biden también tienen un segundo pastor alemán, Champ, de 12 años, que permanecerá en la Casa Blanca.
Es el perro más joven el que ha estado causando problemas a la pareja presidencial desde que se mudaron de Delaware en enero.
‘Grandes problemas’ en la Casa Blanca
El mes pasado, la Casa Blanca confirmó que Major había mordido a alguien mientras estaba de paseo.
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Los empleados también dijeron que un funcionario del Servicio Secreto había resultado herido durante uno de los exabruptos de Major, el 8 de marzo.
El perro presidencial tuvo una ronda de entrenamiento en el estado natal de Biden luego del primer incidente. Pero la lección parece haber sido en vano.
Los entrenadores intentarán una vez más que Major se acostumbre a su nueva vida rodeado de ayudantes y oficiales del Servicio Secreto.
El domingo, el Día Nacional de las Mascotas, Jill Biden tuiteó fotos de los dos perros de la pareja con una leyenda: «¡Amo a estos dos!».
Larga tradición canina
Desde hace décadas, ha sido una costumbre que los presidentes de Estados Unidos lleven perros consigo a la Casa Blanca.
El presidente número 45 de Estados Unidos rompió esa tradición después de más de 120 años. Donald Trump dijo que no tendría tiempo para pasear perros.
Los Obama se quedaron con Bo y Sunny, sus dos mascotas caninas, durante sus dos mandatos en la Casa Blanca. Uno de los tres perros de George W. Bush, un Springer Spaniel inglés llamado Spot o Spotty, había nacido en la Casa Blanca. Su madre fue Millie, perra de George H.W. Bush.