La imposición de una tasa por el uso de Whatsapp fue el colmo para los libaneses, que se han mantenido en las calles de Beirut protestando por la corrupción que denuncian en ese país, pese a que el Gobierno del primer ministro, Saad Hariri, anunció reformas económicas este martes 22 de octubre.
El anuncio de las reformas económicas que fue anunciado el lunes con urgencia se mantuvo reservado durante meses, mientras que los manifestantes ocupaban las calles de Beirut y otras ciudades.
El país que limita con Siria e Israel padece de constantes apagones y de problemas de aseo urbano; sin embargo, la gota que rebasó el vaso fue el anuncio de un impuesto de 5,4 euros mensuales por las llamadas de voz a través de la aplicación Whatsapp, razón por la que los ciudadanos salieron a las calles.
Quienes llevan el pulso de Beirut se han sorprendido por la dimensión del estallido popular, sin precedentes, que se ha derivado desde que se hizo oficial el anuncio. No se había visto algo así desde la revuelta contra la ocupación siria después del asesinato en 2005 del exprimer ministro, Rafik Hariri, padre del actual gobernante.
Este movimiento unitario de protestas que ha sido encabezado por los jóvenes y secundado por el resto la sociedad civil, ha sobrepasado la división sectaria que estuvo a punto de hacer inviable a Líbano en la guerra civil que se desarrolló desde 1975 hasta 1990.
Con información de El País de España