El Carnaval de Río de Janeiro, el evento festivo más importante de Brasil y uno de los más famosos en el mundo, quedó en suspenso por primera vez en los últimos 108 años por causa de la pandemia del coronavirus, ya que las escuelas de samba y las comparsas condicionaron sus desfiles a una vacuna.
Un día después de que las escuelas de samba anunciaran el jueves su decisión de suspender los desfiles previstos para febrero de 2021 y plantearan la posibilidad de aplazarlos a junio o cancelarlos definitivamente, los «blocos», como son conocidas las multitudinarias comparsas callejeras, siguieron hoy su ejemplo.
Y ambas recibieron este viernes el respaldo de la Alcaldía de Río, en últimas principal organizadora de una fiesta que en febrero de este año atrajo a 2,1 millones de visitantes, de los que 483.000 extranjeros, que dejaron ingresos por 900 millones de dólares y confirmaron la ciudad como principal destino turístico de Brasil.
La decisión de las escuelas de samba y de las comparsas «refleja coherencia en el escenario que vivimos… Aún estamos en medio de la pandemia, sin vacuna y con la recomendación de evitar aglomeraciones», afirmó en un comunicado Riotur, la entidad de promoción de turismo de la Alcaldía y responsable por el Carnaval.
Aglomeraciones de ese nivel suponen un gran riesgo para un país como Brasil, actualmente el segundo con más muertes por COVID-19 en el mundo después de Estados Unidos, con casi 140.000 fallecidos, y el tercero con más contagios, con unos 4,6 millones de casos.
Y aglomeraciones, contacto directo con miles de personas sin protección en espacios limitados, bebidas alcohólicas compartidas, roce de cuerpos sudorosos con poca ropa y hasta besos con desconocidos son comunes en el Carnaval de Río y una pesadilla para las autoridades sanitarias.
FIESTAS ATRAJERON ESTE AÑO A 7 MILLONES DE PERSONAS
Los desfiles de las escuelas de samba del llamado Grupo Especial del Carnaval de Río, considerados como el mayor espectáculo del mundo al aire libre y principal atractivo de la fiesta, concentran en dos noches en el Sambódromo a 145.000 espectadores, sin contar con los cerca de 5.000 integrantes de cada una de las 14 agrupaciones y las miles de personas necesarias para el evento.
Pero la concentración y el contacto directo es peor en los desfiles de los blocos, cuyas bandas musicales son seguidas en desfiles callejeros gratuitos por millones de personas.
Según la Riotur, los desfiles realizados por las 453 comparsas en el Carnaval de este año atrajeron a 7 millones de personas.
La Liga Independiente de las Escuelas de Samba (Liesa), tras discutir el asunto por varios meses, anunció al final de la noche del jueves, el aplazamiento de los desfiles previstos para el Carnaval que se celebrará entre el 12 y el 17 de febrero próximo.
Los dirigentes de las llamativas agrupaciones aseguraron que otra fecha para los desfiles solo será definida cuando se tenga claridad sobre las campañas de vacunación para la COVID-19.
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«En virtud de toda esta inseguridad, de esa inestabilidad con relación a la ciencia y de no saber si en febrero vamos a tener o no una vacuna, llegamos a la conclusión de que el proceso tiene que ser aplazado», dijo el presidente de la Liesa, Jorge Castanheira.
El dirigente señaló que las escuelas, paralizadas desde marzo por las cuarentenas, «no tienen tiempo ni condiciones financieras y de organización para tornar viable los desfiles en febrero».
Castanheira no descartó que la fiesta se realice en junio del próximo año, como solución «alternativa» sin tener que «cancelarla» definitivamente, pero condicionó tal posibilidad a la vacuna, y agregó que, para no «perjudicar» el Carnaval de 2022 por tiempo de preparación y recursos financieros, la edición de 2021, de realizarse, tendrá que ser en «un tipo de formato menor».
La Asociación Independiente de los Blocos de Carnaval de Río de Janeiro (Sebastiana) también decidió suspender provisionalmente sus desfiles en espera de una fecha más adecuada.
«La decisión de las escuelas de samba es totalmente correcta. Ante el momento que vivimos, hacer Carnaval, sea en el Sambódromo o en las calles, es generar aglomeraciones, y, sin una vacuna y sin plan de vacunación, es colocar muchas personas en riesgo», dijo la presidente de la Sebastiana, Rita Fernandes.
El posible aplazamiento o la cancelación de la fiesta tiene en vilo a miles de brasileños que trabajan en el montaje del Carnaval y que están parados desde marzo y sin perspectivas de renta.
«Es claro que todos queremos y vamos a privilegiar evidentemente la vida y que aún no tenemos condiciones técnicas saludables para tener carnaval», admitió a Efe Jorge Silveira, un «carnavalesco» que ha trabajado en varias escuelas de Río y Sao Paulo.
«Pero al mismo tiempo tenemos que pensar en miles de personas que dependen de la fiesta. Es una industria gigantesca y hasta ahora no hemos escuchado nada de ayuda a los profesionales que trabajan en la construcción del espectáculo», agregó.
Río de Janeiro, que ya había anunciado un modelo menos atractivo para la edición de este año del Reveillon, su tradicional fiesta de año nuevo y que igualmente atrae a millones de turistas, se sumó a otras ciudades brasileñas que ya habían anunciado el aplazamiento del Carnaval, como Sao Paulo, Recife y Salvador.
El Carnaval de Río sólo había sido aplazado en dos oportunidades en toda su historia: en 1892, cuando las autoridades alegaron que era más saludable realizar la fiesta en junio (en el invierno austral), y en 1912, cuando la muerte del popular barón de Río Branco provocó conmoción nacional y una semana de duelo nacional.
Pero en ambas ocasiones los cariocas bailaron tras las comparsas tanto en febrero como en junio y burlaron la prohibición.
Los cronistas recuerdan como uno de los carnavales más animados en la historia de la ciudad fue el de 1919, cuando las personas, tras varios meses resguardadas, inundaron las calles para intentar olvidar las 15.000 muertes que la llamada gripe española dejó en la ciudad en los últimos meses de 1918.