Las inundaciones ocasionadas por las lluvias en el estado Río Grande do Sul de Brasil han causado afectaciones a más de 41.000 refugiados entre venezolanos y haitianos que viven en esa zona. La información la dio a conocer la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur).
Las comunidades donde residen los refugiados quedaron incomunicadas, debido a los daños se ha dificultado el acceso a estos sectores. Asimismo, se indicó que la mayoría de los venezolanos que residen en Río Grande do Sul llegaron al territorio procedentes de Roraima, escapando de la grave crisis que vive su país.
«Entre las personas afectadas hay alrededor de 41.000 refugiados y otras personas que necesita protección internacional; entre ellas, un gran número es de origen venezolano y haitiano, y vive en las zonas afectadas por las inundaciones: a algunas de ellas solo es posible llegar por medio de embarcaciones», dijo Acnur en su sitio web. Aunque no detalló el número de ciudadanos venezolanos afectados, sí mencionó que en esta zona (Río Grande do Sul) habitan cerca de 21.000 migrantes de esa nacionalidad.
Balance general de las inundaciones en Brasil
En plano nacional las autoridades brasileñas elevaron este martes a 150 los muertos y a 620.000 los desplazados por las inundaciones que han asolado el sur del país, mientras que el número de desaparecidos cayó a 112, según el balance de la Defensa Civil.
Con 2,12 millones de damnificados, el estado de Rio Grande do Sul vive todavía una situación caótica más de una semana después de que un fuerte temporal afectara a 446 municipios, provocando importantes daños en prácticamente dos tercios de su territorio.
En esa región fronteriza con Uruguay y Argentina se han reportado 149 fallecidos, mientras que en el vecino estado de Santa Catarina, también afectado por las fuertes precipitaciones, aunque en menor grado, se registró la otra víctima mortal.
En Rio Grande do Sul, con una población total estimada en 11,3 millones de habitantes, hay cerca de 620.000 personas que han abandonado sus hogares y ahora (mal)viven en albergues improvisados dependiendo de donaciones o en las residencias de algún familiar.
Las persistentes lluvias de los últimos días han generado nuevas crecidas de los ríos, lo que ha dificultado todavía más las labores de salvamento y aterrorizado a los vecinos que se habían aventurado a volver a sus residencias.
Labores de rescate
Desde el inicio de esta tragedia climática, la mayor de la historia del sur de Brasil, cerca de 80.000 personas y 11.000 animales han sido rescatados por las autoridades, mientras que 806 personas resultaron heridas.
Porto Alegre, la capital regional, sigue parcialmente inundada, con el principal aeropuerto de la ciudad fuera de servicio, el centro histórico anegado y con miles de puntos sin luz eléctrica.
La misma situación se repite en municipios menores, como en Rio Grande, a unos 360 kilómetros de Porto Alegre y donde estos días construyen puentes rudimentarios con palés de madera para conectar infraestructuras críticas.
«El clima es de recelo. El agua está bajando y da una sensación de mejora, pero eso puede cambiar», advirtió a EFE el fraile Marco Antonio Warken, capellán del Hospital Santa Casa de Rio Grande.
Desde ese centro han levantado un puente con esos palés que conecta con un hospital universitario, cuya primera planta fue evacuada ante el riesgo de ser anegada por el agua.
Warken señaló que a pesar de todo el «drama» que está viviendo la ciudad, nota «mucha solidaridad» por parte de la gente.
En el plano económico, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, viajará de nuevo este jueves a Rio Grande do Sul para anunciar una nueva batería de medidas que alivien el tremendo impacto económico que ha sufrido este estado, que es el mayor productor de arroz del país y un importante polo pecuario.
Asimismo, los principales bancos multilaterales se han movilizado y han anunciado «más de 15.000 millones de reales» (unos 2.900 millones de dólares) para apoyar pequeñas y medianas empresas, y obras de reconstrucción de infraestructuras en la región.
Uno de ellos, el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), formado por los países del foro BRICS y actualmente presidido por la exmandataria brasileña Dilma Rousseff (2011-2016), ofreció 1.115 millones de dólares en créditos para auxiliar al sur de Brasil. EFE