En un artículo periodístico publicado por Infobae se analiza la forma en que el Gobierno de China manejó los primeros casos del coronavirus y cómo la falta de información conllevó a la rápida propagación de la enfermedad en ese país, que ya suma más de 2.000 muertos y hasta la fecha 75.000 contagios.
En la nota se relata cómo el médico Li Wenliang fue amedrentado por las autoridades chinas y obligado a no hablar del caso. El profesional de la medicina, quien días después murió de coronavirus, alertó a las autoridades y a su círculo cercano sobre lo que estaba ocurriendo. «Compartió la información luego de que siete pacientes suyos fueran diagnosticados con una enfermedad similar al Sars en Wuhan, epicentro de la creciente epidemia. Relató los síntomas que observaba y los graves peligros que implicaba el nuevo microorganismo», señala la nota.
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Las autoridades de China lo obligaron a retractarse. Días después los medios de comunicación del Estado comenzaron a difundir información con el propósito de desprestigiar al médico y presentarlo ante la opinión pública, junto a su círculo de colegas, como solo una persona encargada de promover rumores. Los bautizaron como «los ocho chismosos».
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La actuación de las autoridades chinas desató uno de los más fuertes virus que ha vivido ese país y que se ha propagado a otras 55 naciones, lo que llevó a la Organización Mundial de la Salud a decretar el estado de alerta.
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