Caracas.- Para marzo de este año, los países de la UE consideraban que la invasión de Ucrania exigía romper su dependencia energética de Moscú por lo que programarían el cierre del grifo del gas ruso pero, como el impacto sería elevadísimo para sus economías, decidieron hacerlo progresivamente.
El gas ruso representa cerca del 40% del que se consume en la UE, aunque ese porcentaje varía mucho entre unos países y otros. En España representa apenas un 8% o un 20% en Francia, mientras que en Alemania supone alrededor del 55% y en Finlandia o en Rumanía el 100%.
Por otra parte, si Moscú insiste en que Europa pague el suministro de gas en rublos, otros países también corren el riesgo de no recibir más gas de Rusia, como Polonia y Bulgaria. Para sustituir las importaciones rusas, los naciones de occidente están intentando recurrir a otros países productores.
¿Cuál es la situación actual de algunos países europeos?
Una de las metas del gobierno italiano es reducir la importación a la mitad en los próximos meses, y para compensar su carencia ya se firmaron nuevos acuerdos con Angola, República del Congo y Argelia. Roma también está buscando otros proveedores en Qatar, Mozambique y Azerbaiyán.
El 30% de las necesidades energéticas griegas son satisfechas con gas procedente de Rusia. Antes de que finalice 2022, dos tercios del gas ruso serán reemplazados por gas de Azerbaiyán. A medio plazo, el país mediterráneo quiere explorar sus propios yacimientos de gas e independizarse.
Polonia no tiene, de momento, de qué preocuparse; sus reservas de gas están casi llenas, al 76%, y desde finales de abril son independientes del gas ruso. El gobierno polaco celebra la construcción del gasoducto Baltic Pipe, con el podrá recibir gas desde Noruega a partir del próximo octubre.
Lituania es el alumno ejemplar en Europa. Fue el primer país de la UE en dejar de importar gas ruso desde el comienzo de la guerra. Desde entonces, una terminal flotante de GNL, cerca de Klaipéda, abastece al país desde Noruega.
Con información de EFE y Deutsche Welle