Tucson (EE.UU.).- El muro que el presidente estadounidense Donald Trump levanta en la frontera con México, puede causar serias y peligrosas inundaciones en las comunidades cercanas al río Grande por obstruir el flujo fluvial y desviar el cauce del agua hacia las localidades ribereñas, alertan expertos.
La topografía de la región cercana al río Grande, o río Bravo, como se lo conoce en el norte de México, es propensa por naturaleza a las inundaciones, algo que a menudo experimentan los residentes de estas comunidades en temporada de lluvias.
Defensores del medioambiente temen que las barreras de acero de 30 pies de alto, que ordenó levantar Trump en la frontera para intentar reducir el flujo de migrantes, se conviertan en una barrera artificial que bloquee el cauce natural del agua, debido a la acumulación de escombros y redirigiéndola hacia urbes cercanas.
Jonathan Salinas, miembro del Comité Ejecutivo del Sierra Club del Valle del Bajo del Río Grande en Texas y director de la Coalición No Al Muro Fronterizo, criticó que el muro se vaya a construir en estas «zonas de inundaciones».
«El muro fronterizo tendrá una devastadora consecuencia para el medioambiente y para las comunidades cercanas al río Grande», enfatizó Salinas.
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Dentro del plan de Trump, de sellar la frontera que va desde el Océano Pacífico hasta el Golfo de México, región donde habitan millones de personas y es hogar de diversos animales en peligro de extinción, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) está poniendo en marcha la construcción de nuevos tramos de muro.
El proyecto avanza a pesar de las alertas de que las inundaciones provocadas por la actual valla, es una experiencia que ya han vivido comunidades fronterizas en estados como Arizona.
En 2014 las intensas lluvias provocaron un torrente que derribó un segmento de la barda metálica de 18 metros de altura en la ciudad de Nogales.
La acumulación de escombros arrastrados por la corriente bloqueó el paso del agua, lo que provocó una presión tan intensa que derrumbó un tramo de muro fronterizo. Finalmente afectó a ambos lados de la frontera y el agua inundó calles, viviendas y negocios en las vecinas y homónimas ciudades de Nogales.
Lo mismo ocurrió en 2011 en la zona conocida como el Monumento Nacional de Organ Pipe Cactus, en la frontera de Arizona. Una de las intensas lluvias típicas del desierto arrastró tantos escombros que el muro fronterizo se convirtió en un obstáculo artificial a su paso y acabó por derribarlo.