La Habana, Cuba, vivió este lunes un clima de tensión con una fuerte presencia policial en algunas calles a la espera de la ilegalizada marcha convocada para este 15 de noviembre en demanda de un cambio político. EFE comprobó esta información en un recorrido por calles cercanas al Capitolio Nacional, el Prado, el barrio del Vedado y otros más alejados del centro de la ciudad, como el de La Lisa, donde las patrullas y agentes vigilan las calles.
En algunas viviendas se podían ver sábanas blancas extendidas en respuesta a la iniciativa de la plataforma opositora Archipiélago, que pidió colgarlas en respaldo a la marcha para demandar la liberación de los presos políticos y una solución de los problemas por la vía democrática y pacífica.
En contraste, edificios e instituciones oficiales llenaron sus fachadas con banderas cubanas. Frente algunos ministerios, los funcionarios públicos celebraron actos de reafirmación.
La cara más visible de Archipiélago, Yunior García Aguilera, permanecía este lunes incomunicado en su casa, vigilada aún por agentes, e indispuesto con una migraña, tal y como aseguró a EFE un familiar que vive en su domicilio.
El entorno del barrio del joven dramaturgo distaba este lunes al de la víspera, cuando agentes y personas afines al gobierno estaban apilados en su puerta para impedir que saliera a pasear, tal y como había anunciado que haría como antesala de la protesta de este 15 de noviembre.
El dramaturgo y activista, de 39 años, incomodó al gobierno al poner rostro a la marcha, cuyo objetivo «es sacudir un país, hacer que la gente tome conciencia, generar un debate que provoque cambios», según indicó él mismo la semana pasada en una entrevista a EFE.
Otros activistas y periodistas independientes tampoco pudieron salir de sus domicilios porque se lo impedían agentes de la seguridad del Estado o grupos de personas afines al gobierno. Algunos incluso fueron detenidos, como Berta Soler, líder de las Damas de Blanco y su marido Ángel Moya, según grupos opositores.
Varias decenas de personas se concentraron en un mitin de repudio frente al domicilio en Santa Clara de la activista de Archipiélago Saily González, según denunció ella misma en redes. El periodista independiente Abraham Jiménez Enoa afirmó en redes sociales que se encontraba retenido en su casa y no podía salir a cubrir las protestas. Su colega Yoani Sánchez informó que le habían cortado el acceso a internet.
La ONG opositora Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en España, ha registrado más de 200 actos represivos en los últimos tres días, entre ellas al menos 49 retenciones en domicilios y 25 casos de amenazas.
En las jornadas previas, las fuerzas de seguridad han citado a decenas de activistas en comisarías y otros departamentos estatales. Varios de ellos señalaron que recibieron amenazas si participaban en la marcha de este 15 de noviembre.
El Gobierno cubano consideró ilícita la protesta y no la ha autorizado al considerar que detrás se encuentra la «estrategia imperial de Estados Unidos», como dijo la semana pasada el presidente Miguel Díaz-Canel.
El Gobierno cubano retiró el sábado, horas antes del inicio de las protestas, las acreditaciones a todos los periodistas y gráficos de la Agencia EFE en la isla sin explicar motivos ni aclarar si se trataba de una medida temporal o permanente. Horas después las autoridades se las restituyeron a dos de los seis periodistas del equipo, algo que la presidenta de la Agencia EFE, Gabriela Cañas, consideró insuficiente, a la vez que reclamó que se devuelvan todas.