Las elecciones presidenciales en Colombia, este domingo 29 de mayo, se desarrollaron con aparente normalidad; sin embargo, durante el transcurso de la jornada electoral fueron denunciados varios incidentes.
El hecho más grave fue el asesinato de Nelly Bedoya, jurado de votación en la localidad de Vista Hermosa, en el departamento del Meta, en el centro del país, quien murió cuando la comisión electoral de la que formaba parte fue atacada por disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).
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El ministro del Interior colombiano, Daniel Palacios, informó lo ocurrido y rechazó «todo acto violento que atente contra la vida de los colombianos y la democracia nacional».
Por su parte, la Defensoría del Pueblo lamentó la muerte de la jurado de votación y exigió «a los grupos armados ilegales dejar por fuera de sus acciones a los civiles y respetar el Derecho Internacional Humanitario».
Mientras, el Ministro de Defensa, Diego Molano, informó que en la mañana del domingo se encontraron tres artefactos explosivos, dos de ellos que fueron accionados sin afectar a la Fuerza Pública ni a la jornada electoral, mientras que el tercero provocó heridas en un soldado, que fue atendido por los paramédicos.
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A pesar de estos hechos, el presidente colombiano, Iván Duque, destacó la «calma» con la que transcurrió la jornada y la organización electoral, duramente cuestionada por las fallas en las elecciones legislativas del pasado 13 de marzo y con denuncias de supuesto fraude.
La definición de la Presidencia de Colombia quedó para una segunda vuelta el próximo 19 de junio entre el izquierdista Gustavo Petro, quien obtuvo 8.526.352 papeletas, equivalentes a 40,32 % y el populista Rodolfo Hernández, con 5.952.748 votos, que representan el 28,15 %, un candidato que logró en la recta final de la campaña desbancar al derechista Federico Gutiérrez.