Caracas.- El papa Francisco señaló este jueves que la guerras no dejan de afectar especialmente a los más pobres y a los más débiles, y recordó que a menudo estos conflictos comienzan por «la intolerancia a la diversidad del otro».
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«Nace en el corazón del hombre por el egoísmo y la soberbia, por el odio que instiga a destruir, a encerrar al otro en una imagen negativa, a excluirlo y eliminarlo», afirmó el papa en un mensaje de cara a la 53 Jornada Mundial de la Paz que se celebrará el 1 de enero de 2020.
Francisco destacó que «la guerra se nutre de la perversión de las relaciones, de las ambiciones hegemónicas, de los abusos de poder, del miedo al otro y la diferencia vista como un obstáculo».
Y señaló, como hizo en su reciente viaje a Japón, donde denunció los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, que el mundo «vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza».
«La paz y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de fundarse sobre el miedo a la mutua destrucción o sobre una amenaza de aniquilación total», subrayó.
Dijo que se debe mantener viva la memoria de estas tragedias, del horror pasado, para evitar que las nuevas generaciones lo desconozcan, ya que «esa memoria que es garante y estímulo para construir un futuro más justo y más fraterno».
Para lograr la paz, apeló a «la conciencia moral y a la voluntad personal y política» y dijo que «el mundo no necesita palabras vacías». «No se puede realmente alcanzar la paz a menos que haya un diálogo convencido de hombres y mujeres que busquen la verdad más allá de las ideologías y de las opiniones diferentes», afirmó.
Para Francisco, «sólo eligiendo el camino del respeto será posible romper la espiral de venganza y emprender el camino de la esperanza».
Y añadió que esto sirve también en lo político y económico, y que «nunca habrá una paz verdadera a menos que seamos capaces de construir un sistema económico más justo».
Otro paso necesario para la paz lo describió como «la conversión ecológica».
«Ante las consecuencias de nuestra hostilidad hacia los demás, la falta de respeto por la casa común y la explotación abusiva de los recursos naturales -vistos como herramientas útiles únicamente para el beneficio inmediato, sin respeto por las comunidades locales, por el bien común y por la naturaleza-, necesitamos una conversión ecológica», subrayó el Papa.