Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco apeló hoy al valor de la «esperanza cristiana» en los momentos más oscuros y desesperados de la vida durante la misa por los difuntos, este año dedicada especialmente a las víctimas de la pandemia de coronavirus.
El pontífice meditó sobre el ejemplo del profeta Job del Antiguo Testamento y recordó que, cuando estaba a punto de morir tras las duras pruebas que tuvo que superar, confesó que su única certeza era Dios, el redentor y la vida eterna.
«Esta certeza en el momento final de la vida es la esperanza cristiana. La esperanza que es un regalo. No podemos tenerla, sino que es un don que debemos pedir», apuntó.
Francisco reconoció que «hay muchas cosas desagradables que nos desesperan, que nos hacen creer que todo será una derrota, que tras la muerte no hay nada», pero recomendó pedir la gracia de la esperanza, que describió como un ancla.
Este año, debido a la pandemia, el papa argentino celebró esta misa por los difuntos, después del Día de Todos los Santos, dentro de los muros vaticanos, en la capilla de su cementerio teutónico, y no acudió a un camposanto romano como es tradición.
Claves | Qué ha dicho el papa Francisco sobre la comunidad Lgbtiq+
Horas antes había avanzado en sus redes sociales que rezaría por todos los fieles difuntos «especialmente por las víctimas del #coronavirus: por quienes han muerto solos, sin la caricia de sus seres queridos, y por todas las personas que han dado la vida por servir a los enfermos».
La misa transcurrió sin fieles para evitar contagios, aunque contó con la presencia de algunos colaboradores y concelebrantes, todos distanciados y con mascarillas.
El papa, de 83 años, siguió sin usar la mascarilla. Solo se le ha visto llevándola en dos ocasiones: a principios de septiembre dentro de un coche en el Vaticano y el 20 de octubre en un acto con otros líderes religiosos en Roma.
Tras la misa por los Difuntos, el pontífice se detuvo en oración un instante en el cementerio teutónico, dedicado a los fieles y benefactores alemanas, y luego acudió a rezar por los papas fallecidos en la cripta de la basílica vaticana.