La canciller alemana, Angela Merkel, durante un discurso inusualmente emocional instó a aplicar nuevas restricciones en los próximos días para reducir el número de nuevos contagios y, consecuentemente, el de hospitalizados y muertes por el COVID-19.
Merkel realizó estas declaraciones este 9 de diciembre al intervenir ante el pleno del Bundestag (cámara baja) para defender los presupuestos del año que viene, que prevén un endeudamiento nuevo de 180.000 millones de euros para combatir la crisis desatada por el coronavirus.
«Como las cifras son las que son, tenemos que hacer algo«, afirmó la canciller, que reconoció que las restricciones son competencia de los estados federados, pero destacó que ella y el Gobierno central tienen una responsabilidad especial a este respecto.
Merkel lleva semanas abogando por un endurecimiento de las restricciones, a lo que se resisten algunos estados federados. Las diferencias entre los Länder hacen además difícil la toma de decisiones consensuadas.
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La canciller aseguró, en ese sentido, que considera que hay que tomarse en serio las recomendaciones que difundió el martes 8 la Leopoldina, Academia de Ciencias de Alemania, que abogó por un confinamiento duro, cerrando incluso los colegios, para reducir al mínimo absoluto los contactos.
«Son recomendaciones acertadas el cierre de comercios, mantener el número de las reuniones al mínimo posible, cerrar los colegios -ya sea prolongando las vacaciones hasta el 10 de enero o con clases digitales-. Necesitamos reducir los contactos», explicó.
La canciller agregó que le duele de verdad en el corazón ir contra los puestos de comida navideños, pero consideró que estas tradiciones de las fiestas no son aceptables si el precio que debe pagarse es que la cifra diaria de muertos alcance las 590 personas, como sucedió en las últimas 24 horas en Alemania, una cifra récord.
«No puede ser que ahora antes de Navidades tengamos muchos contactos y a continuación sean las últimas Navidades con los abuelos porque hemos desperdiciado la oportunidad de hacer algo», argumentó.
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La canciller alemana reconoció que las vacunas que se puedan poner en los tres primeros meses de 2021 no serán suficientes para suponer un cambio significativo en el ámbito epidémico en el país.
No obstante, Merkel subrayó que si se puede empezar a vacunar a los grupos vulnerables y al personal sanitario a partir de primeros de año, se habrá ganado mucho.
La mandataria habló luego de una mezcla de sentimientos por todo lo logrado en apenas 10 meses de pandemia -por ejemplo, en el ámbito científico-, pero advirtiendo de las grandes dificultades que quedan aún por delante.
Aseguró que se puede ver la luz al final del túnel con varias vacunas contra el COVID-19, ya a punto de ser autorizadas en la Unión Europea, pero recordó también que Alemania se encuentra actualmente en la fase decisiva de la pandemia, en una segunda ola mucho más exigente que la primera, y que la experiencia histórica advierte que las segundas pueden ser muy dolorosas.
«El numero de contactos es demasiado alto; la reducción de contactos no es suficiente», argumentó Merkel en referencia a las restricciones aprobadas para noviembre, que luego se endurecieron y prolongaron hasta diciembre.