Washington.- El presidente de EE. UU., Joe Biden, defendió este lunes su decisión de retirar las tropas estadounidenses de Afganistán y culpó al Gobierno y al Ejército afgano del caos que se ha desatado tras el rápido avance de los talibanes y la toma de Kabul.
En vez de dar marcha atrás, Biden se mantuvo firme en su intención de acabar con la guerra más larga de la historia de EE. UU. y rechazó las críticas de sus adversarios republicanos y de organizaciones defensoras de los derechos humanos que acusan a Washington de haber abandonado al pueblo afgano.
«Me reafirmo por completo en mi decisión. Después de 20 años he aprendido de la manera más dura que nunca habrá un buen momento para retirar las tropas estadounidenses», dijo el mandatario en un discurso a la nación desde la Casa Blanca y marcado por un afilado tono desafiante.
Rodeado de banderas estadounidenses, reiteró su promesa de que no enviará a más «hijos» e «hijas» a luchar en una «guerra civil» que deben resolver los afganos y que no está en el interés nacional de Washington.
Hizo referencia a la guerra de Vietnam, que fue heredada por diferentes presidentes de EE. UU. durante 20 años, y prometió que ahora como jefe de Estado no pasará este conflicto a su sucesor, como sí hicieron sus antecesores: los republicanos George W. Bush (2001-2009) y Donald Trump (2017-2021), así como el demócrata Barack Obama (2009-2017), en cuyo Gobierno Biden ejerció como vicepresidente.
Asimismo, Biden recordó que EE. UU. invadió Afganistán en 2001 para evitar que el régimen talibán siguiera dando refugio a los terroristas de Al Qaeda y dar caza a Osama Bin Laden, el «cerebro» de los atentados del 11 de septiembre de ese año y que falleció en una operación estadounidense en Pakistán en 2011.
«Nuestra misión nunca debería haber sido construir una nación», sino evitar ataques terroristas en suelo estadounidense, enfatizó.
SEÑALA AL GOBIERNO y AL EJÉRCITO AFGANO
En ningún momento Biden asumió responsabilidad por el caos que se ha desatado tras la retirada de las tropas estadounidenses, pero sí reconoció que el avance de los talibanes se produjo «más rápido de lo esperado».
Culpó de ello al Gobierno y al Ejército afgano, en el que Washington invirtió «más de un billón de dólares» para darle todas las «herramientas» para hacer frente a los insurgentes, pero que en muchas partes del país se rindió sin poner resistencia.
«Les dimos todas las oportunidades posibles para luchar por su futuro. Lo que no podíamos darles era la voluntad para luchar por ese futuro», lamentó Biden.
Y, en varias ocasiones, poniendo especial énfasis, afirmó: «Las tropas estadounidenses no deben estar luchando en una guerra y muriendo en una guerra en la que las fuerzas afganas no están dispuestas a librar por ellas mismas».
Asimismo, en un tono que no había usado hasta ahora, también criticó duramente a la clase política afgana y al presidente del país, Ashraf Ghani, que huyó de su país el domingo.
Biden reveló que había pedido a Ghani que se preparara para la retirada de EE. UU. y que llegara a un «acuerdo político» con los talibanes, además de hacer mayores esfuerzos para erradicar la corrupción y lograr un acuerdo con los líderes políticos del país.
«Los líderes políticos de Afganistán fueron incapaces de unirse por el bien de su gente, fueron incapaces de negociar por el futuro de su país cuando llegó la hora de la verdad», resaltó.
Aseguró, además, que EE. UU. no preparó con mayor tiempo la evacuación de su personal diplomático y de los civiles que habían colaborado con las tropas estadounidenses porque el Gobierno afgano le dijo que una acción como esa provocaría un «éxodo masivo» y una «crisis de confianza».