Quito, 19 ene (EFE).- Con un índice de positividad diez veces mayor que hace tres semanas entre los adolescentes y una presión sobre los sistemas hospitalarios, la Alcaldía de Quito en Ecuador decretó este miércoles la alerta roja para tratar de frenar una ola de contagios de COVID-19 similar a los peores momentos de la pandemia.
La acelerada ola, que no es exclusiva de la capital ecuatoriana sino de casi todo el país, comenzó a gestarse a principios de diciembre, con sus fiestas de fundación, pero fueron las navidades y el Año Nuevo las que han tenido una incidencia dramática.
Según datos del municipio, «los casos han aumentado en 187 % desde la penúltima semana del mes de diciembre a la primera del mes de enero del 2022″ y, lo que es peor, «se espera que la tendencia siga al alza».
A mediados de diciembre, Quito tenía un registro de menos de 1.000 contagios semanales, que han ido subiendo progresivamente hasta los 11.645 de la segunda semana de enero, según datos oficiales.
Se trata de cifras comparables a los momentos más complejos de olas anteriores en enero de 2021 y la de abril y mayo de ese mismo año, particularmente fuerte.
Adolescentes y niños
Según el municipio, el talón de Aquiles en este momento son los niños y adolescentes entre 10 y 19 años, el grupo menos vacunado, y entre quienes los contagios se han disparado más de 10 veces.
«De menos de un caso por cada 100.000 habitantes registrado a finales de noviembre e inicios de diciembre, (ha saltado) a 9,6 casos en la primera semana del 2022», subraya una nota de prensa municipal.
La decisión de decretar la alerta roja fue adoptada tras una reunión virtual del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Metropolitano, y estará en vigor hasta el 25 de enero, cuando la Secretaría de Salud dará a conocer un nuevo informe epidemiológico.
El decreto viene a refrendar otra decisión del COE Nacional, el domingo, que puso a la mayoría de los municipios del país en «luz roja» del semáforo epidemiológico, tras un repunte de los contagios a escala nacional del 300 %.
De los 221 cantones, 193 fueron declarados en luz roja, 26 en amarilla y solo 2 en verde.
Las autoridades atribuyen la rápida propagación a la llegada en diciembre al país de la variante ómicron, en medio de un contexto de festivos.
En la semana de Navidad, por ejemplo, se habían registrado a nivel nacional unos 4.000 contagios, cifra que se duplicó para las festividades de Año Nuevo y que trepó a 15.000 casos en la primera semana de enero.
En la segunda semana del año, el contagio se disparó a 42.000 casos, casi un 300 % más que la semana precedente.