Un nuevo derrame de petróleo de pequeñas proporciones sucedió en una plataforma petrolera de Perú, esta vez en Peña Negra, en el mar de Talara, situado en la norteña región de Piura, según informaron este viernes, 28 de enero, la Armada peruana y la empresa petrolera Savia.
La Dirección de Capitanías y Guardacostas (Dicapi) de la Marina de Guerra de Perú informó que el vertido de crudo equivale a 1,18 barriles (unos 190 litros) y que se produjo el miércoles 26 de enero a las 7.00 hora local (12.00 GMT) en Cabo Blanco, zona de pescadores de la provincia de Talara.
«El trabajo de mitigación se llevó a cabo en presencia de representantes de la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental (FEMA), la Asociación Nacional del Agua (ANA), el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin)», según indicó Dicapi.
El vertido quedó controlado, ya que las nombradas instituciones y organismos «levantaron las actas correspondientes, certificando que la zona quedó libre de hidrocarburos y otras sustancias nocivas al mar», apuntó la Dirección de Capitanías y Guardacostas del Perú.
Anzoátegui | Habitantes de Píritu denuncian derrame de petróleo en laguna Los Cascabeles
La empresa Savia informó que activó su plan de contingencia y mandó lanchas especiales y barreras absorbentes para controlar la fuga ocurrida en la plataforma PN14.
En cuanto a la causa, la compañía confirmó en el comunicado que se trató de una falla en la válvula del pozo PN14-3 y que se procedió a cerrar de forma inmediata el pozo.
Los pescadores fueron los primeros en alertar del incidente, al reportarlo al presidente del Gremio de Pescadores Artesanales de la playa Cabo Blanco, Carlos Chapiliquen, quien declaró a la emisora RPP que más de 400 pescadores de la provincia de Talara se ven afectados por los derrames ocurridos desde el año 2016.
Este derrame ocurrió 11 días después de que se vertieran al mar de Perú cerca de 12.000 barriles (1,9 millones de litros) de petróleo desde la Refinería La Pampilla, operada por la empresa española Repsol, lo que ha generado una de las mayores catástrofes ambientales de la historia del país, con unos 100 kilómetros de costa afectados.