Más de 320 comunidades indígenas localizadas en la desembocadura del Orinoco no cuentan con plantas de tratamiento que potabilicen el agua para el consumo humano. La situación es causa directa de las múltiples enfermedades que afectan a los niños y la población general.
Algunas de las enfermedades que se presentan son diarrea, fiebre, vómito y enfermedades infectocontagiosas por el consumo de agua directa de los ríos, que está contaminada. De acuerdo al testimonio de Ireno Reinosa, líder warao de la comunidad Nabasanuka, la situación de salud se agudiza ante la falta de medicina e insumos en las comunidades para tratar las enfermedades digestivas.
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“Perdí recientemente un hijo de 30 años; le dio paludismo y una complicación digestiva. Ante la falta absoluta de medicina en la zona no se pudo hacer nada; se me murió el muchacho de mengua”, sostuvo Reinosa.

De acuerdo al monitoreo y entrevistas realizada por el equipo de El Pitazo, ninguna de las comunidades diseminadas en los caños del Orinoco cuenta con acueductos o plantas que purifiquen el agua. La población utiliza agua directa del río para el consumo y la cocina. Los poblados y caseríos tampoco cuentan con redes de excretas, conformando el círculo de contaminación para las familias indígenas.
Jesús Jiménez, médico warao, señaló que el consumo de agua sin tratamiento es la causa principal de las enfermedades infectocontagiosas digestivas. “¿De dónde provienen la diarrea y el vómito?: vienen de allí; todos los waraos se bañan en el río, hacen sus necesidades en el río, cocinan y beben agua directo del río”, asegura Jiménez.
A finales del milenio e inicio del siglo 21, el Ministerio de Ambiente instaló en 14 comunidades plantas potabilizadoras de agua, las cuales surtieron de agua potable a la población en dichas comunidades, de acuerdo al testimonio de los moradores.
“Lamentablemente no hubo el mantenimiento necesario y colapsaron las plantas y hasta ahora las instituciones del estado no se han preocupado por recuperar los equipos, que aún permanecen en las comunidades”.
Recientemente, la gobernadora del estado, Lizeta Hernández se trasladó hasta la comunidad de Nabasanuka, donde afirmó a los waraos que el gran culpable de que no hubiera asistencia a las comunidades era el “bloqueo criminal» y maldijo al imperio por no dejarla trabajar en pro de de las 320 comunidades waraos que consumen agua contaminada que arrastra el Orinoco.
