Tucupita. La población de Tucupita sigue arrastrando los embates del primer apagón nacional, falla eléctrica que se suscitó el siete de marzo, y que trajo efectos colaterales en la cotidianidad de la sociedad venezolana. Los servicios de las transacciones de venta con los puntos electrónicos
para la adquisición de los productos alimenticios son los más afectados.
La conexión de los servicios electrónicos no se había restablecidos al 100% cuando sobrevino el segundo y el tercer corte de gran magnitud, que se originó en la central hidroeléctrica Simón Bolívar del Guri, el 25 de marzo, y que afectó a 20 estados del país.
Ninoska Febres, trabajadora comercial y comunicadora social, afirma que tras 100 horas del apagón, la población no logra recuperarse. “En menos de 60 segundos salí. Sí, creo que aún tenía algo de jabón encima. Mi madre me advirtió de antemano que no gastara mucha agua”, señaló.
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“Calles desoladas y ninguna cola en los contados comercios que quedan en la pequeña ciudad. En las puertas de los establecimientos se podía leer en pequeños carteles: ‘No hay línea’, un aviso que se ha vuelto recurrente” continúa Ninoska en su testimonio.
Sin efectivo
Comprar con efectivo en Tucupita es una diligencia aún más cuesta arriba, debido al escaso papel moneda que te dan las entidades bancarias, unos 500 bolívares si tienes la mala suerte de ir a Bicentenario. Hoy los bancos todavía no se reponían del apagón del lunes, seguían sin servicio
“Uno a uno fueron cambiando los minutos y las horas en la pantalla del teléfono, hasta marcar las 12:00 pm. Mis expectativas no se cumplieron: sin punto, sin Internet, sin venta de nada, ni compra de comida. Así regresé a la casa. Así se iba la mitad del día ¡Qué jodío perder tantas horas sin lograr resolver nada”, expresó una trabajadora deltana.

El servicio de la gasolina es otro de los factores que afecta seriamente a los deltanos. Foto: Melquiades Avila
“Había esta tarde un aire de inercia, de rabia interna, de cansancio colectivo. Se notaba en la mirada sin energía de las mujeres, en los hombros encorvados de los hombres y en los llantos de los niños que pedían agua para calmar la sed”, continúo su testimonio, reflejo del sentir de más de 200 mil habitantes de Tucupita, una pequeña ciudad anclada en la orilla del río Orinoco
“No quiero escuchar que estamos así por culpa del imperio. Es por ineptitud. Pero, tampoco oír que vamos bien cuando no tenemos ni los servicios más elementales para sobrevivir. No quiero”, sentenció.
Leyenda1: La ciudad luce desolada ante la falta de movimiento en sector comercial por falta de conexion. Foto: Melquiades Avila
Leyenda2: El servicio de la gasolina es otro de los factores que afecta seriamente a los deltanos. Foto: Melquiades Avila