Julio Lavandero, sacerdote católico de la Orden de los Hermanos Capuchinos, conmemora, junto al Vicariato Apostólico de Tucupita, sus 63 años de vida sacerdotal en las comunidades waraos del estado Delta Amacuro. Entre sus recuerdos predomina el año 1956, cuando llegó por primera vez a Tucupita, con tan solo 26 años de edad. En ese entonces los caños del Orinoco fueron destino para su obra misionera.
No hubo barrera ni obstáculos para él. Las enfermedades de la malaria y la tuberculosis no fueron impedimentos para la realización de su vocación apostólica de llevar la buena nueva del Evangelio a los indígenas guaraúnos, como lo señala en una de sus obras literarias, Ajotejana.
En una reciente publicación realizada por Abraham Gómez, el autor señala al hacer referencia a Lavandero: “Hacía de todo: oficiaba misa, era promotor de las fiestas patronales, marinero de las curiaras de la parroquia, enfermero, organista de la iglesia San José, fundador de varias instituciones escolares, escritor e investigador cultural”.
“Ya dije, mi vocación viene desde niño, entregada de por vida. Nunca pensé en retirarme; y cuando yo vine al Delta, vine de por vida. He recorrido todos los caños. En todas las comunidades me conocen. He prestado mis servicios como misionero…”, asegura el padre Julio Lavandero.
El sacerdote nació en Casar de Periedo (Santander, España) el 14 de agosto de 1930. Ingresó en el noviciado de los capuchinos de Bilbao en 1948 y se ordenó de sacerdote en León, en 1956. Unos meses más tarde llegó a Tucupita para trabajar como misionero entre los indígenas guaraúnos.
A sus 89 años, Julio Lavandero no se siente cansado y su mayor anhelo es volver a recorrer los caños del Delta Amacuro. Recuerda en sus inicios la estadía de 20 años en la comunidad de Ajotejana, población warao localizada en la selva del Delta de Orinoco, lugar donde fue el primer maestro, enfermero y promotor de los waraos.
Araguaimujo, Nabasanuka, San Francisco de Guayo (todas poblaciones waraos) fueron los últimos testigos de su fe y obra misionera. Ahora, cuando tiene 89 años, terminó de editar un video documental denominado “Ajotejana”, que fue proyectado en la cinemateca de Tucupita el pasado 14 de agosto. El documental quizás sea la obra que sintetiza el gran trabajo de investigación realizado durante 63 años por el sacerdote Julio Lavandero con sus hermanos waraos.