Gran Sabana.- No es la primera vez que indígenas hacen frente a funcionarios de la Guardia Nacional (GN) y los vencen. La frustrada incursión militar de la noche de este lunes 27 de julio en la comunidad San Antonio del Morichal sería la cuarta en los últimos tres años.
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Amarrado, sermoneado y bajo custodia indígena terminó un grupo de militares venezolanos que irrumpió en el referido sector, situado en el límite con Brasil, en Santa Elena de Uairén, municipio Gran Sabana.
Según informaron los indígenas a El Pitazo, los uniformados irrumpieron en la comunidad apoyados por una de las líderes recién impuestas de la zona, Engracia Suárez. Su fin era amedrentar a un grupo de indígenas que viene pronunciándose desde hace unos dos meses por las precarias condiciones en las que se encuentran debido al cierre de la comunidad desde que se reportaron los primeros contagios de COVID-19.
Sin embargo, como no los encontraron, los uniformados cruzaron hacia territorio brasileño, se toparon con indígenas de ese país y tomaron represalias en su contra. Fue entonces cuando actuaron los pemones, que habían permanecido en el monte, escondidos de los militares. Los golpearon, defendiendo a los otros indígenas, amarraron a los soldados y los mantuvieron bajo custodia en el límite brasileño durante toda la noche.
A primera hora de este martes 28 de julio se desconocía la ubicación de los militares venezolanos. Se presume que fueron entregados a autoridades brasileñas; no obstante, la información no ha sido confirmada por los indígenas de la zona.
En diciembre de 2019 fueron detenidos 13 indígenas pemón y encerrados en las celdas de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en Caracas, irrespetando sus derechos como población autóctona, luego de que apoyaran a militares rebeldes que irrumpieron en el fuerte de Luepa, en la Gran Sabana, para robar armas e iniciar un alzamiento militar que llevaba por nombre Operación Wey PaKá.
Los indígenas lograron ingresar descalzos al lugar y desarmaron a un pelotón; también ayudaron a los militares rebeldes a escapar hacia Brasil. Hoy en día se encuentran recluidos en la cárcel de El Rodeo, en precarias condiciones de salud.
En febrero de ese mismo año, cuando se perpetró la masacre en Kumarakapay, donde fueron asesinados cinco indígenas a manos de la Fuerza Armada venezolana, los pemones arrestaron a un general de apellido Rojas y a dos de sus escoltas. Los mantuvieron prisioneros por varias horas hasta que se aseguraron de que no existirían más ataques armados en esa fecha contra su comunidad.
Igualmente, en diciembre de 2018, tras el asesinato de otro indígena pemón en Canaima, los pemones hicieron frente a una comisión de militares que llegó a esa zona para apoyar unas expediciones mineras, se enfrentaron a la comisión e hicieron huir a los militares, deteniendo y desarmando a uno de los funcionarios, a quien interrogaron sobre su presencia en esa zona.