Una niña de origen warao , estudiante en la E.B. Manuela Saenz, localizada en la parroquia Antonio José de Sucre del municipio Tucupita, en el estado Delta Amacuro, se ve en la imperiosa necesidad de realizar labores de adultos ante la aguda carencia que presenta su núcleo familiar. En sus horas libres la menor se dedica a realizar costuras en el taller de su abuela; con destrezas extraordinarias en relación con su edad, sus manos se entrelazan con el tejido.
El equipo de El Pitazo tuvo acceso al pequeño taller y pudo escuchar la historia de la niña que a su corta edad ejerce labores de un adulto. Su abuela fue identificada como María Marquina; es trabajadora independiente y su profesión es la costura de ropas casuales y uniformes deportivos; para esto, posee un pequeño taller donde realiza junto a una hermana trabajos de confección y costura.
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“Ella está creciendo entre las maquinas, juega y duerme con el ruido de las costuras; ese es su mundo”, reseña la abuela de la menor mientras continúa con el ejercicio del tejido. La ropa deportiva es el fuerte donde se desempeña la menor; cuenta con una clientela exigente: instituciones deportivas, clubes, asociaciones y escuelas deportivas son su mercado. “Nada es fácil; la crisis afecta a todos los sectores y, por supuesto, nuestros hijos son afectados directamente”, sostuvo Marquina.
De acuerdo al testimonio de familiares, la niña de nueve años de edad fue abandonada por su padre desde el mismo día de su nacimiento; no fue reconocida y nunca se ha responsabilizado de su paternidad. Ante esta situación, su abuela es padre y madre a la vez. Al preguntar por su rendimiento, su protectora afirmó que es muy aplicada. “A pesar de las carencias asiste a sus actividades. En este momento no tiene zapatos para hacer su Educación Física”, reseñó la abuela de la menor.
La niña costurera, cuyo nombre se reserva para resguardar su identidad, es el rostro de muchos miles de niños afectados por la crisis socioeconómica que atraviesa el país e impacta directamente a los hogares venezolanos.