Ciudad Guayana.– En la Escuela Básica Nacional Bella Vista, de San Félix, estado Bolívar, llueve más adentro que afuera. Es una expresión popular que repiten los maestros del plantel y que retrata la realidad que padecen. En los pasillos del colegio los docentes han puesto enormes tanques para atajar las gotas que provienen de la grave filtración que hay en los techos.
El lunes, 26 de septiembre, la secretaria del Colegio de Profesores de Bolívar, Aída González, alertó de que esa situación se repite en decenas de escuelas debido a que 80% de las instituciones educativas de esa región no están aptas para el regreso a clases, previsto el 3 de octubre. Ese mismo dato lo difundieron otras organizaciones, como la Federación de Maestros de Caroní.
Solo en la escuela Bella Vista reciben clases 1.200 estudiantes de primero a sexto grados. Los docentes aseguraron que la Zona Educativa incluyó al plantel en un plan de restauración, pero los recursos fueron desviados y apenas pintaron la fachada. El Pitazo no pudo confirmar la irregularidad en los fondos con alguna fuente oficial.
“¿Cómo vamos a regresar a clases en estas condiciones? Además, por el tema salarial la mayoría de los docentes no quiere incorporarse; están ganando entre 14 y 20 dólares al mes”, reclamó González. Dijo que 60% de los docentes a nivel regional tienen intenciones de no laborar hasta que se les mejore el sueldo.
En todo el estado hay 1.368 escuelas, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Educación de la gobernación. “Ante esa situación, los docentes lo que piensan es en irse a un colegio privado, que está pagando entre 80 y 100 dólares al mes, o quedarse en el comercio informal vendiendo productos básicos”, relató la docente.
También mencionó que algunos maestros, atraídos por la fiebre del oro, han optado por viajar hasta las zonas mineras de Bolívar, pese al peligro que implican los grupos armados locales y guerrilleros en el Arco Minero del Orinoco.
“Los mismos directores nos dicen que sus docentes se han ido a una mina o del país porque no tienen ni cómo comprarse un par de zapatos. Es algo muy grave, porque a eso se suma la deserción escolar, de la cual no tenemos cifras, pero sabemos que hay niños cuyas familias no tienen cómo comprar uniformes, lápices y cuadernos”, comentó.