Una gandola con medio tanque lleno es la cantidad de combustible que hasta este martes 9 de julio llegaba a Santa Elena de Uairén, pese a que hace 20 días el gobernador de Bolívar, Justo Noguera, aseguró que las irregularidades con el suministro llegaron a su fin.
Debido a esta situación, conductores siguen viviendo calamidades, ya que perciben solo 20 litros de gasolina una o dos veces por semana, mientras los motorizados se hacen con cinco litros.
Fuentes ligadas a las dos estaciones de servicio que funcionan en la capital del municipio fronterizo Gran Sabana expresaron que la mitad del combustible es dejado en el sector Las Claritas, no precisamente en las bombas sino en las minas.
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«En Santa Elena no hay ni una autoridad que nos represente, todas las mafias que aquí ocurren son secretos a voces, es decir, todo el mundo lo ve y lo sabe, pero no hay nadie que pida justicia por nosotros», declaró una taxista que asegura que profesionales del volante siguen trabajando a media máquina, porque no cuentan con suficiente combustible.
Asimismo, en la comunidad brasilera de Pacaraima habilitaron una bomba portátil de donde se están sirviendo venezolanos tras cancelar cinco reales, que se traducen en 1,42 USD cada litro. Mientras que las mafias de revendedores que residen en Santa Elena siguen en ascenso ofertando el combustible en 12 reales por litro.