La comunidad minera de Ikabarú continúa militarizada, según lo informaron pobladores de esta zona de la Gran Sabana, donde el pasado 22 de noviembre se perpetró una masacre por fuerzas de seguridad del Estado que dejó deis muertos.
Lugareños aseguraron que en el 2020 la normalidad comenzó a retornar a este poblado, luego de que a finales del año pasado imperara la zozobra en vista de la toma del sector minero por colectivos armados que, dijeron lugareños, en reiteradas ocasiones eran miembros de la FAN, Ejército, Sebin y Faes.
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Los uniformados de la Guardia Nacional estuvieron ausentes en alcabalas en los días posteriores a la masacre y en diciembre. En enero regresaron con revisiones exhaustivas y fiscalizaciones en comercios.
«La mercancía con la que llenaban los locales siempre se había vendido en oro. Esta es una comunidad minera, ¿de cuál otra forma puede ser? Ahora hemos tenido complicaciones para vender y, además, el monto de la vacuna que nos cobran los uniformados aumentó sobremanera», contó uno de los pobladores, que en diciembre decidió cerrar su negocio e irse a Brasil, pero tuvo que regresar.
Por la masacre resultaron detenidos 13 mineros, quienes, según testimonio de sus familiares y pobladores, acudieron a los comandos a servir como testigos y en el lugar les notificaron de su responsabilidad en la matanza. Aseguran que son inocentes.