La población de las comunidades asentadas en los municipios Antonio Díaz y Pedernales se encuentran en alerta ante la indefensión que presenta por las afecciones de múltiples enfermedades que atacan a niños, jóvenes y adultos en las comunidades rurales y alejadas del centro de la ciudad. La situación de desabastecimiento es corroborada por los habitantes que logran llegar hasta Tucupita con algún familiar en busca de atención primaria.
Fidencio Colina perdió a su madre mientras la trasladaba desde la comunidad de Araguaimujo hasta el hospital Luis Razetti, La paciente de 70 años falleció en el camino sin asistencia médica, afectada por severas complicaciones que la condujeron a la deshidratación y la muerte.
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«En Araguaimujo hay un ambulatorio; sin embargo no hay medicinas ni médico, no hay nada para atender una emergencia», señaló una habitante del sector que prefirió reservar su identidad por temor a represalia. Ante la falta de insumos médicos y la inexistencia de ambulancia fluvial, la paciente no pudo ser traslada a tiempo, aseguraron los moradores.
En el municipio Antonio Díaz se encuentran instalados tres centros ambulatorios tipo hospital: el hospital Luis Gómez, de Nabasanuka; el centro ambulatorio Florencia de Rodríguez, de Curiapo; el Centro de Diagnóstico de Curiapo y el hospital Hermana Isabel de San Francisco de Guayo, que cuentan con excelentes infraestructuras.
De acuerdo al monitoreo realizado por el equipo de El Pitazo, solo el de San Francisco de Guayo, ubicado en la parroquia Padre Barral, cuenta con algunos insumos para la atención primaria; los demás son cascarones vacíos que ni siquiera cuentan con energía eléctrica, ambulancia ni agua potable para la atención de los pacientes.
Los habitantes del sector aseguraron la difícil situación que presenta la zona para la atención a la salud. “No hay medicina, ambulancia ni transporte para la movilización en caso de emergencia en los poblados. Empeoran la salud en las comunidades alejadas a la capital”, concluyó Mónico Campero, dirigente indígena.