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martes, 19 marzo, 2024

Vecina de La Vega: «Jamás había visto a un niño con un fusil»

Un grupo de habitantes relató a El Pitazo que sus casas dejaron de ser un lugar seguro, por lo que ya no escuchan música y mantienen las ventanas y puertas cerradas, ya que temen ser víctimas de una bala perdida

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Caracas.- El miedo y la incertidumbre se convirtieron en los sentimientos que, a diario, acompañan a vecinos de La Vega, quienes alegan que se alejaron de la normalidad que representaba vivir con las ventanas abiertas y el equipo de sonido a todo volumen, para convertir sus casas en refugio contra balas.

Este año inició con una serie de enfrentamientos armados entre criminales de la zona y la megabanda de «el Coqui», que avanza hacia la conquista de este espacio para extender su poderío criminal que abarca la Cota 905, El Cementerio y parte de El Valle. Los delincuentes también disparan contra policías que realizan operativos en sectores cercanos cada vez que intentan ingresar a esta comunidad.

El Pitazo entrevistó, este jueves, a un grupo de vecinos que reside en diferentes sectores de La Vega, quienes coincidieron en que es algo nuevo para ellos sentirse inseguros cuando cierran sus puertas. Temen que una bala perdida los alcance mientras duermen o realizan cualquier otra actividad en sus hogares.

“Las bandas normalmente no duran tanto porque suelen matarse entre ellos, pero pareciera que ‘el Coqui’ dio con la fórmula para perdurar con su gente”, fue la opinión de un vecino durante una conversación que sostuvo con otros habitantes preocupados por la situación.

Lugareños, especialmente los que habitan el callejón El Carmen y el sector Los Mangos, que son el epicentro de los tiroteos, precisaron que cada día aumenta el número de gente que duerme afuera de la comunidad o, al menos, pasa todo el día en casa de familiares o amigos y solo regresa a dormir.

“Yo jamás había visto en este barrio una tanqueta, escuchado una granada o visto a un niño con un fusil en mano disparando sin razón. La sensación de inseguridad y de vulnerabilidad es inmensa. Aquí vino un muchacho del exterior a visitar a su familia y se regresó a la semana”, relató una vecina de La Vega que prefirió no identificarse.

El último tiroteo ocurrió el miércoles 2 de junio. Grupos comando de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), en conjunto con otros cuerpos de seguridad, insisten en ingresar a los sectores mencionados para controlar la situación, pero delincuentes no bajan la guardia.

Este mes fallecieron a causa de balas perdidas la comisionada jubilada de la extinta Policía Metropolitana, Blanca Violeta Orellana (64) y un adolescente de 16 años de nombre Diego Rivas. Policías también asesinaron a Dayan Mendoza, uno de los pistoleros.

“La Vega antes sí tenía su nivel de violencia, pero jamás de esta manera; no era un tema de enfrentamientos de bandas con policías, sino más bien asesinatos por ajustes de cuentas; solo dos veces murieron ciudadanos inocentes y eso fue en los 90”, contó la misma vecina.

“Aquí nadie tiene descanso”

Otra habitante de La Vega, que tiene 20 años de edad y se abstuvo de dar su nombre por seguridad, contó que luego de la masacre en La Vega que ocurrió el 8 de enero de 2021 y en la que fuerzas de seguridad del Estado asesinaron a 23 personas, entre ellas a uno de sus primos, tuvo que irse tres meses de su casa, porque no podía dormir y presentaba episodios de pánico.

“Paso el día entre el trabajo y la casa de una tía fuera de La Vega, trato de no estar tanto tiempo allá, solo voy a dormir. La verdad es que todos los días se escuchan tiroteos, ni porque es lunes ni porque es radical; todos los días”, expuso.

Vecinos esperan que más temprano que tarde el fuego cese en La Vega y, a la vez, alegan no entender por qué pareciese tan difícil para las autoridades desplegarse en la zona y extraer a los delincuentes. Los entrevistados expresaron que temen convertirse en otra Cota 905.

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