Las misas que se celebrarán durante la Semana Santa en la iglesia Nuestra Señora de Coromoto de la parroquia San Diego de Alcalá, en Ocumare del Tuy, estado Miranda, serán a puerta cerrada y con un mínimo aforo.
Así lo informó el párroco de la ciudad, Gorgregory Oviedo, quien precisó a El Pitazo que la imagen de Jesús permanecerá tres horas a las puertas del templo, desde las nueve de la mañana hasta las doce del mediodía, sin aglomeración de personas.
“Este Domingo de Ramos tendremos una única celebración a las ocho de la mañana, con la asistencia del coro, los ministros servidores del altar y la cofradía de Jesús en el Huerto”, explicó Oviedo, quien agregó que no habrá procesión.
El sacerdote detalló que los días Lunes, Martes y Miércoles Santo las misas serán, igualmente, a las ocho de la mañana, con la presencia de las respectivas cofradías -Jesús Cautivo, Humildad y Paciencia y el Nazareno-, y posteriormente las imágenes estarán en la entrada de la iglesia para que quienes pasen por el lugar hagan sus peticiones.
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“El día jueves, cuando celebramos la cena del Señor, la institución del sacramento de orden, el día del sacerdocio y el mandamiento del amor, la eucaristía será a las cuatro de la tarde, y el viernes estará la imagen del Santo Sepulcro en el templo para su veneración, desde las ocho de la mañana hasta el mediodía. Luego, a las tres de la tarde, tendremos los oficios de la pasión, a puerta cerrada. Ese es el único día del año que no celebramos eucaristía, porque se conmemora la muerte del Señor”, precisó el clérigo.
Para el sábado, a las tres de la tarde, la parroquia San Diego de Alcalá planificó realizar la vigilia pascual, a las tres de la tarde, y, al día siguiente, será la solemnidad de Jesús resucitado, a las ocho de la mañana.
El párroco Oviedo indicó que estas celebraciones serán transmitidas por las emisoras de radio y destacó que, este año, las peticiones se centrarán “en el cese de la pandemia, por la justicia y la paz del mundo entero y porque Cristo vuelva a resucitar en los corazones, sin que la humanidad lo crucifique de nuevo, ya que eso es lo que hacemos cuando nuestro corazón está lejos de Dios”.
“Es necesario recomenzar desde Cristo, no desde nuestros egoísmos y caprichos”, reflexionó el presbítero.