El dirigente político, Carlos Ocariz, recordó este siete de noviembre que en lo que va de año se han desarrollado más de 12 mil protestas por servicios públicos, que han afectado a más de 70% de los venezolanos, quienes han tenido que cambiar su rutina diaria por la calidad de los servicios.
Según el Observatorio de Conflictividad Social, en 2019 se han dado más de doce mil protestas en reclamo de servicios públicos. En Maracaibo, el 83 % de los hogares no recibe gas directamente y en 72% de los municipios se presentan problemas con la recolección de desechos sólidos.
“El pueblo sufre una calamidad. Cuando un servicio público no funciona, lo que hace es encarecerlo y eso es lo que está ocurriendo”, señala el ex alcalde quien además asegura que el “agua más cara del mundo” está en Petare, donde un envase de 18 litros puede llegar a costar hasta 30 mil bolívares.
“Lo que gasta el venezolano en pagar pipotes de agua con respecto al salario mínimo, es casi el 70 % del salario y no es para tener agua diaria sino pipotes”, dice Ocariz. Como datos comparativos, señaló que en 1998 el agua llegaba a casi el 90% de la población. Mientras que, en la actualidad, escasamente el 20% la recibe sin problemas.
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A eso se le suma que el agua cada vez es menos potable.
Otro dato es que, entre 1958 y 1998 se construyeron 72 embalses de agua. Mientras que, entre 1999 y 2019, solo dos. Asegura que todo esto tiene solución tal y como se ha planteado en el Plan País que prevé propuestas a corto plazo (30 días); a mediano plazo (90 día) y a largo plazo (hasta dos años).
“No es improvisado. Es un trabajo que se viene desarrollando desde hace algún tiempo con expertos en 12 áreas”, puntualiza Ocariz.
El papel de la descentralización
Aunque no está prevista la privatización, desde el Plan País sí consideran importante la descentralización.
José Maria de Viana resalta los ejemplos en América Latina, resaltando que en el sector Telecomunicaciones funciona un esquema de privados siempre con un órgano regulador. En el sector eléctrico, se plantea un esquema mixto mientras que con el agua se busca que las empresas públicas sean de excelente desempeño.
Específicamente, en el de Telecomunicaciones se piensa en una progresiva privatización.