Los Teques.– El farmaceuta Alexis Reyes falleció en el Hospital Victorino Santaella de Los Teques, capital del estado Miranda, el pasado 8 de agosto. Aún cuando su acta de defunción señala que murió de insuficiencia respiratoria y posible COVID-19, su hija Gabriela Reyes denunció que fue negligencia, mientras relató las últimas semanas de vida de su padre, con más de 20 años de servicio en hospitales públicos.
Reyes se comenzó a sentirse mal a mediados del mes de julio. Para salir de dudas se hizo una prueba de despistaje de coronavirus, que salió negativa. Sin embargo, los malestares continuaron y a los días su hija también se fue enfermando.
“Después de los exámenes los médicos nos dijeron que teníamos dengue y, aunque yo me fui recuperando rápidamente, la salud de mi papá fue empeorando”, narró la joven altomirandina.
Solo 10 días
El 1° de agosto, Reyes fue ingresado al Hospital Victorino Santaella, donde le colocaron un respirador. En ese mismo hospital trabajó durante muchos años y luego fue a encargarse de la farmacia de la Maternidad de Carrizal.
Gabriela recuerda que su mamá y su hermana tenían que “llevarle la comida y el agua, porque en el hospital no las suministraban”, detalló.
Las enfermeras y médicos comentaban que Reyes iba mejorando en comparación a como había llegado, lo que coincidía con las notas escritas que el paciente les enviaba a sus familiares; de allí que su muerte fue algo inesperado para sus deudos.
“Nos expresaba lo bien que se sentía; de hecho llegó con 62 de saturación y el sábado ya tenía 94. La prueba PCR salió positiva; sin embargo, nunca nos dieron los resultados”. Al no entregarle los resultados sus deudos pudieron velar el cuerpo y darle sepultura.
Un apagón fulminante
Gabriela prosiguió su relato y comentó que la noche del 8 de agosto se registró un apagón en la zona donde está ubicado el centro centinela de Los Teques.
“Por lo que nos cuentan los trabajadores, la planta del hospital funcionó solo 2 horas, pero la luz se fue aproximadamente 20 horas. La situación dentro del hospital se convirtió catastrófica; los pacientes gritaban a oscuras, los niños lloraban y el poco personal corría de un lado a otro”, dijo.
Fallece por COVID-19 director de neonatología del hospital Materno Infantil de Caricuao
Gabriela contó que su papá también entró en pánico. “Empezó a gritar y el desespero se apoderó de él. Los médicos intentaron estabilizarlo, pero alrededor de las 11:00 pm le dio un paro respiratorio. Si la luz no falla o mi papá hubiese estado acompañado, la historia fuera otra”.
La nefasta noticia la conocieron el domingo en la mañana cuando fueron a llevarle el desayuno a Reyes. “Por el tema de la luz, los teléfonos no tenían buena señal y nunca nos llegaron los mensajes que previamente nos enviaron. Está de más contarles el resto, el dolor que sentimos es inexplicable. Aún no me creo que a mis 18 años perdí a mi papá”, dijo.
La familia del trabajador de la salud no pudo despedirse de él. “No pudimos verlo. El adiós que le pude dar a mi papá fue mientras trasladaban su cuerpo al lugar donde iba a ser cremado”, dijo.
Burlas y señalamiento
Gabriela finalizó su relato haciendo una reflexión dirigida a los vecinos que se dedicaron a “burlarse y a irrespetar nuestro duelo”.
“La situación país y la cuarentena son difíciles, y si a eso le sumamos lo ocurrido con mi papá, es fácil comprender que vivimos una completa pesadilla, como para que existan personas que por medio de suposiciones caigan en chismes y en comentarios malsanos”, dijo.
En tal sentido, pidió no darles la espalda a las personas que pasan por un mal momento. “Sé que el miedo por esta pandemia y el temor de ser hospitalizado nos lleva a estas actitudes, a estos nervios, pero debemos ser humanos y ayudar al que lo necesite. Hoy somos nosotros, pero mañana pueden ser ustedes”, destacó.