Por Juan Díaz
Programa de Formación Nuevos Periodistas
María fue víctima de un maltrato grave, propinado por quien era su pareja en aquellos tiempos. Sus lesiones le dejaron marcada la cara y el alma. En ese momento, cuando la violencia era tal que pudo costarle la vida, tuvo el valor de presentar una denuncia. No obstante, muchas otras mujeres no han tenido la misma suerte.
Ella pudo ser una más de las 201 mujeres asesinadas en 2023, según las cifras que publica la ONG feminista Utopix. Su caso, pese a las secuelas, es de sobrevivencia. María recibió un tratamiento con células madre que le permitió disminuir en gran medida las cicatrices en su cara. Pero para las huellas emocionales no hay tratamiento milagroso; solo terapia y acompañamiento.
Esta historia refleja la realidad de cientos de mujeres en Venezuela. En el caso concreto del municipio Guaicaipuro, el Instituto Municipal de la Mujer se encarga de recibir a las víctimas y brindarles atención psicológica. Llegan a atender, al menos, cinco casos semanales. Para ello se ha abierto incluso una línea telefónica especial llamada línea violeta.
Un femicidio cada 43 horas en 2023: cifras de la violencia de género en Venezuela
La directora del instituto es Claritza Ron, quien después de enfrentar un caso de violencia basada en género, ahora se dedica a ayudar a otras personas que atraviesan por la misma situación. Ron comentó, en declaraciones dadas a El Pitazo, que las víctimas empatizan fácilmente con ella gracias a su propia historia de vida.
“Nosotros no somos un órgano receptor de denuncias. Nuestra labor es acompañar y apoyar psicológicamente a las víctimas”, refirió la directora el 29 de enero. Para este fin cuentan con dos psicólogos, quienes brindan atención dos días a la semana en distintos horarios.
Ron destacó en sus palabras que el acompañamiento empático es fundamental para que las víctimas de violencia basada en género puedan salir del ciclo de la agresividad. Además, indicó, solo de esta forma pueden prevenir futuras agresiones y formar en las mujeres una sana autoestima y una actitud vigilante ante la violencia. “Una persona con una autoestima saludable es muy poco probable que se convierta en víctima”, argumentó.
Necesidad de reforma
Claritza Ron también aclaró que la actual Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia debe reformarse para tipificar otras formas de agresiones contra la mujer, como, por ejemplo, la violencia vicaria. Esta se entiende como una forma particular de maltrato en e que la víctima es una tercera persona querida por quien es agredida, que casi siempre es el hijo, o los hijos, de la pareja.
La entrevistada también señaló que algunos trámites del actual proceso judicial para atender estos casos son revictimizantes. “La persona víctima de violencia basada en género tiene que enfrentarse a un proceso judicial largo y contar una y otra vez lo que vivió. Así podría pensar que ella es la delincuente”, lamentó.
Pese a todos los trámites, la directora del Instituto Municipal de la Mujer sostuvo que para salir del ciclo de violencia hay que dar el paso de enfrentarse a la situación. De lo contrario, la historia puede no tener un final feliz. Muchas María, Patricia, Isabella o Ana no tienen ya la posibilidad de escapar de su maltratador.
El nombre de la víctima de violencia de género fue cambiado para proteger su identidad